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By David Magallanes • Guest contributor
Why are so many of us reluctant to follow “the rules.” As it turns out, there is a whole slew of reasons why we just can’t “behave.” But why would we want to, anyway?
There are reasons that rules exist in society. There may be some rules that are unnecessary, coercive, or frivolous. But for the most part, in our country, at least, rules permeate our lives to protect us and others. They also make life better for all of us.
Some of us who refuse to submit to rules feel a need for absolute autonomy; that is, we wish to govern ourselves and not allow any other entity to take on that role. There are many people in our jails and prisons who discover that this is not the most productive way to conduct their lives.
On the other hand, we might simply lack self-control. For reasons that may elude us, we cannot take ownership of our impulses and repeatedly suffer the consequences.
In our youth, we may have broken the rules due to peer pressure. We urgently felt the need for social acceptance, even if that meant inflicting harm on others or ourselves. Resisting peer pressure can be immensely difficult for someone who lacks confidence in their own sovereignty. But for some individuals, social ostracization is a fate worse than death itself.
Even the threat of legal repercussions often fails to dissuade someone from transgressing the established norms. We often see clear examples of this on the front page of just about any newspaper (not that “newspapers,” in the literal sense of the word, exist much anymore).
We will always have people who consider “the rules” to be unjust, unfair, or unnecessary. Naturally, they feel justified in violating those rules. They are convinced that they are “above the law.”
Take, for example, the recent rule established for the pedestrian corridor in downtown Ventura on Main St., which is that bicycles are no longer allowed in the blocked-off section of Main St. It was determined that a few bike riders were speeding recklessly and generally endangering walkers on the street. I’ve seen them and was almost hit once by a defiant, high-speed bike rider who was crashing through the crowd without any regard for safety.
According to a report on this issue in the June 23, 2023, edition of the Ventura County Star, a 17-year-old bike rider rebelliously told the reporter that the new rule would essentially mean nothing to him and his friends. After all, he reasoned, there aren’t enough police officers to effectively enforce the rule.
We can easily see this antisocial form of thinking regarding the rules for fireworks around the Fourth of July every year. Parents teach their children that they can light fireworks, rules be damned, as long as they “don’t get caught.”
A lack of trust in authority and institutions, particularly rampant in our era, likewise contributes to a flagrant contempt for rules. It is lamentable that far too often those who strive to adhere to the rule of law (such as election workers) are emotionally abused and even physically attacked by those who buy into ludicrous, widespread conspiracy theories.
At times, our American sense of unique privilege contributes to a culture that encourages breaking with norms, recommendations, and statutes. After all, as Americans, do we not treasure our freedom and our “rights”?
We are a privileged people. We enjoy rights and privileges that most people on the planet can only dream of. Unfortunately, that belief in our specialness at times translates into a refusal to accept responsibility for protecting ourselves and others. The mass refusal to submit to vaccines and masks during the pandemic is a classic example of a society that values its freedoms more than each other.
There are some populations in other countries that seem to take rules and regulations more seriously than we do. Germany’s culture is quite different from ours. Germans are known for their discipline and orderliness. This is not just an exaggerated stereotype. The zeitgeist of German psychology seems rooted in the Enlightenment era of the 17th century.
In Germany, reason and logic rule the lives of citizens, and that includes “following the rules.” Of course, an overreliance on reason and logic brings its own set of problems, and Germany has had its share of uprisings that challenge the rule of law. In fact, the recent rise of ultra-right, neo-Nazi politics is particularly concerning in a country with a history as fraught as Germany’s.
Meanwhile, back here in the U.S., we need to step back and see most rules for what they are: an effort to make life “fair” and as tolerable as possible for as many of us as possible.
— Writing and proofreading services are offered at my website, David Magallanes Writing Services. David Magallanes is a retired college math educator.
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¿Por Qué No Seguimos las Reglas?
Por David Magallanes • Columnista invitado”
¿Por qué tantos de nosotros somos reacios a seguir “las reglas”? Resulta que hay un montón de razones por las que simplemente no podemos “comportarnos”. Pero ¿por qué querríamos hacerlo, de todos modos?
Hay razones por las que existen reglas en la sociedad. Puede haber algunas reglas que son innecesarias, coercitivas o frívolas. Pero en su mayor parte, en nuestro país, al menos, las reglas impregnan nuestras vidas para protegernos a nosotros y a los demás. También hacen que la vida sea mejor para todos nosotros.
Algunos de nosotros que nos negamos a someternos a las reglas sentimos la necesidad de una autonomía absoluta; es decir, deseamos gobernarnos a nosotros mismos y no permitir que ningún otro ente asuma ese rol. Hay muchas personas en nuestras cárceles y prisiones que descubren que esta no es la forma más productiva de conducir sus vidas.
Por otro lado, es posible que simplemente nos falte autocontrol. Por razones que pueden eludirnos, no podemos tomar control de nuestros impulsos y sufrimos repetidamente las consecuencias.
En nuestra juventud, es posible que hayamos roto las reglas debido a la presión de los compañeros. Sentíamos con urgencia la necesidad de aceptación social, incluso si eso significaba infligir daño a los demás o a nosotros mismos. Resistir la presión de los compañeros puede ser inmensamente difícil para alguien que no tiene confianza en su propia soberanía. Pero para algunas personas, el ostracismo social es un destino peor que la muerte misma.
Incluso la amenaza de repercusiones legales a menudo no logra disuadir a alguien de transgredir las normas establecidas. A menudo vemos ejemplos claros de esto en la portada de casi cualquier periódico (no es que los “periódicos”, en el sentido literal de la palabra, existan ya).
Siempre tendremos personas que consideren “las reglas” injustas, injustas o innecesarias. Naturalmente, se sienten justificados al violar esas reglas. Están convencidos de que están “por encima de la ley”.
Tomemos, por ejemplo, la regla reciente establecida para el corredor peatonal en el centro de Ventura en Main St., que es que ya no se permiten bicicletas en la sección bloqueada de Main St. Se determinó que algunos ciclistas estaban acelerando imprudentemente y generalmente poniendo en peligro a los peatones en la calle. Los he visto y casi me atropella una vez un ciclista desafiante que iba a alta velocidad y que se abría paso entre la multitud sin tener en cuenta la seguridad.
Según un informe sobre este tema en la edición del Ventura County Star del 23 de junio de 2023, un ciclista de 17 años le dijo al reportero con rebeldía que la nueva regla esencialmente no significaría nada para él y sus amigos. Después de todo, razonó, no hay suficientes policías para hacer cumplir la regla de manera efectiva.
Podemos ver fácilmente esta forma de pensar antisocial con respecto a las reglas para los fuegos artificiales alrededor del 4 de julio de cada año. Los padres enseñan a sus hijos que pueden encender fuegos artificiales, al diablo con las reglas, siempre que “no los atrapen”.
La falta de confianza en la autoridad y las instituciones, particularmente rampante en nuestra era, contribuye igualmente a un flagrante desprecio por las reglas. Es lamentable que con demasiada frecuencia aquellos que se esfuerzan por adherirse al estado de derecho (como los trabajadores electorales) sean abusados emocionalmente e incluso atacados físicamente por aquellos que creen en teorías de conspiración ridículas y generalizadas.
A veces, nuestro sentido estadounidense de privilegio único contribuye a una cultura que anima a romper con las normas, recomendaciones y estatutos. Al fin y al cabo, como estadounidenses, ¿no atesoramos nuestra libertad y nuestros “derechos”?
Somos un pueblo privilegiado. Disfrutamos de derechos y privilegios con los que la mayoría de las personas sobre la faz de la tierra solo pueden soñar. Desafortunadamente, esa creencia en “lo especial que somos” a veces se traduce en una negativa a aceptar la responsabilidad de protegernos a nosotros mismos y a los demás. La negativa masiva a someternos a vacunas y mascarillas durante la pandemia es un ejemplo clásico de una sociedad que valora sus libertades más que la de los demás.
Hay algunas poblaciones en otros países que parecen tomar las reglas y regulaciones más en serio que nosotros. La cultura de Alemania es bastante diferente a la nuestra. Los alemanes son conocidos por su disciplina y orden. Esto no es solo un estereotipo exagerado. Este aspecto de la psicología alemana parece tener sus raíces en la era de la Ilustración del siglo XVII.
En Alemania, la razón y la lógica gobiernan la vida de los ciudadanos, y eso incluye “seguir las reglas”. Por supuesto, una confianza excesiva en la razón y la lógica trae su propia serie de problemas, y Alemania ha tenido sus levantamientos que desafían el estado de derecho. De hecho, el reciente auge de la política neonazi de ultraderecha es particularmente preocupante en un país con una historia tan tensa como la de Alemania.
Mientras tanto, aquí en los EE. UU., debemos dar un paso atrás y ver la mayoría de las reglas por lo que son: un esfuerzo por hacer que la vida sea “justa” y lo más tolerable posible para la mayor cantidad personas posible.
– – Servicios de escritura y revisión de documentos se ofrecen en mi sitio web, David Magallanes Writing Services. David Magallanes es un profesor de matemáticas jubilado.
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