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By David Magallanes • Guest contributor
The transition from summer into fall is like nature’s own sleight of hand. One minute, it seems, we’re structuring our lives around the heat of the relentless sun, and suddenly we’re reaching for that cozy sweater that had been relegated to the back of our closet.
Around this time, the air turns undeniably crisp. The leaves start undergoing their own transition from a lively, energetic green color to vibrant and familiar reds, oranges, and yellows. We can almost hear a collective sigh of relief as the oppressive summer heat finally gives way to cooler, more comfortable days.
It’s also the season of pumpkin spice everything, which drives some of us crazy. From lattes to candles, it seems like the whole world becomes a pumpkin patch. And let’s not forget about traditional fall activities, such as apple picking, hayrides, and cornfield mazes – all the fun activities that make us feel like a kid again.
The days get inexorably shorter, but this means that we now have more time (and legitimate excuses) for evenings with the books that have been accumulating on our reading lists. There may be movies, series, or documentaries that have been trying to get our attention all summer. We now have time to settle down and watch them as the sun abandons us earlier and earlier every evening.
This particular fall feels more portentous than others as we careen into an unknown future with our elections drawing near. Even the name of the season, “fall,” sounds ominous. Regardless of who wins, half of the country is going to believe that our nation has “fallen.” We are entering this fall season filled with equal measures of hope and dread.
But enough haunting reflection. Let’s seek out the positives that always come with the autumn season: fall fashion, for example. We get to layer up in flannels, scarves, and boots, which somehow make everyone look effortlessly stylish. And there’s something deeply nostalgic – ancestral, even – about the sound of leaves crunching underfoot and the smell of wood smoke in the air.
So, let’s grab that hot cocoa, snuggle with ourselves or someone we love, and enjoy the season with all its wondrous gifts and delights!
— David Magallanes is a retired professor of mathematics.
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Transición del Verano al Otoño
Por David Magallanes • Columnista invitado”
La transición del verano al otoño es como un juego de manos de la naturaleza. En un momento, parece que estamos estructurando nuestras vidas en torno al calor del sol implacable y, de repente, estamos buscando ese suéter acogedor que habíamos relegado al fondo de nuestro armario.
En esta época, el aire se vuelve innegablemente fresco. Las hojas comienzan a experimentar su propia transición de un color verde vivo y enérgico a rojos, naranjas y amarillos vibrantes y familiares. Casi podemos escuchar un suspiro colectivo de alivio cuando el calor opresivo del verano finalmente da paso a días más frescos y cómodos.
También es la temporada de todo con especias de calabaza, lo que vuelve locos a algunos de nosotros. Desde café con leche hasta velas, parece que el mundo entero se convierte en un huerto de calabazas. Y no nos olvidemos de las actividades tradicionales de otoño, como la recolección de manzanas, los paseos en carretas y los laberintos de maizales, todas las actividades divertidas que nos hacen sentir como niños nuevamente.
Los días se acortan inexorablemente, pero eso significa que ahora tenemos más tiempo (y excusas legítimas) para pasar las noches con los libros que hemos ido acumulando en nuestras listas de lectura. Puede que haya películas, series o documentales que hayan intentado captar nuestra atención durante todo el verano. Ahora tenemos tiempo para sentarnos y verlos mientras el sol nos abandona cada vez más temprano.
Este otoño en particular se siente más premonitorio que otros, ya que nos precipitamos hacia un futuro desconocido con nuestras elecciones acercándose. En inglés, incluso el nombre de la estación, “fall” (“otoño”), suena ominoso. Independientemente de quién gane, la mitad del país va a creer que nuestra nación habrá “fallen” (“caído”). Estamos entrando en esta temporada de otoño llenos de esperanza y temor a partes iguales.
Pero basta de reflexiones inquietantes. Busquemos los aspectos positivos que siempre vienen con la temporada de otoño: la moda de otoño, por ejemplo. Podemos abrigarnos con franelas, bufandas y botas, que de alguna manera hacen que todos luzcan elegantes sin esfuerzo. Y hay algo profundamente nostálgico – ancestral, incluso – en el sonido de las hojas crujiendo bajo los pies y el olor a humo de leña en el aire.
Así que, tomemos ese chocolate caliente, acurruquémonos con nosotros mismos o con alguien a quien amamos, ¡y disfrutemos de la temporada con todos sus maravillosos regalos y placeres!
– – David Magallanes es un profesor jubilado de matemáticas.
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