Bilingual commentary — The World’s Safest Cities

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By David Magallanes • Guest contributor

I feel fortunate that as I walk around parts of Ventura and Santa Barbara Counties, I am generally not too concerned about my personal safety. 

Well, maybe just a little. I have to admit that I’ve encountered a fair number of angry people on the streets and – I’ll have to say – a substantial number of individuals with obvious mental health deficiencies. 

I won’t delve here into the myriad factors that I believe foster this discontent and madness in our midst. But it makes me yearn for a place that allows me to walk, especially at night, with a sense of confidence in my fellow citizens. I want to trust strangers on the street, but I’m too experienced to know that I cannot. I wish I were not so uneasy when a stranger approaches me, but I can’t help but wonder what their motivation is. I continually remind myself that a vast number of people on the streets are armed and would not hesitate to use their weapons whether they are provoked or simply want something that I have.

As I was mulling these concerns, a cousin who has lived in Tokyo a good part of his life shared with me that he feels very safe in one of the largest metropolises in the world. He told me that single women walk home alone on the streets, even late at night, from the subway stations – something virtually inconceivable for any American woman who has a modicum of concern for her personal safety. No one fears guns in Tokyo because there are no stalwart “Second Amendment” defenders in Japan. Handguns are simply not allowed in the city, and the people, all in all, abide by this rule without protest. 

Out of sheer curiosity, I went to a website that listed the 10 safest (and the 10 most dangerous) cities in the world. No, Oxnard/Port Hueneme was not on either one of the lists. In fact, no American cities have the honor of gracing the “safest” list (which is no surprise); but then neither do we appear in the “most dangerous” category. Tokyo was the fifth safest city in the world. The winner, ranking No. 1 on the “safest” list, was Copenhagen, the very liberal capital of Denmark.

I read that a major factor in Copenhagen’s sterling reputation was the narrow wealth gap. Here, I learned, the cleaning assistant and the CEO shop in the same stores, and their children attend the same schools. In the U.S., by way of contrast, we, the poor and the affluent, live in our own bins, and powerful influences are determined to keep things this way.

Will we ever feel safe in our own country? Many Americans have plenty of reasons to think that we never will. But let’s not let this dilemma stop us from enjoying our lives, our families, and the many blessings that we do enjoy in this favored land.

— Writing services are offered at my website, David Magallanes Writing ServicesDavid Magallanes is a retired college math educator.

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Las Ciudades Más Seguras del Mundo

Por David Magallanes • Columnista invitado

Me siento afortunado de que mientras camino por partes de los condados de Ventura y Santa Bárbara, generalmente no me preocupo demasiado por mi seguridad personal.

Bueno, tal vez sólo un poco. Debo admitir que me he encontrado con un buen número de personas enojadas en las calles y, me apena decirlo, con un número sustancial de personas con deficiencias obvias de salud mental.

No profundizaré aquí en la miríada de factores que creo que fomentan este descontento y locura entre nosotros. Pero me hace añorar un lugar que me permita caminar, especialmente de noche, con un sentido de confianza en mis conciudadanos. Quiero confiar en extraños en la calle, pero tengo demasiada experiencia para saber que no puedo. Desearía no sentirme tan incómodo cuando un extraño se me acerca, pero no puedo evitar preguntarme cuál es su motivación. Continuamente me recuerdo a mí mismo que un gran número de personas en las calles están armadas y no dudarían en usar sus armas ya sea que se provoquen o simplemente porque quieren algo que yo tengo.

Mientras reflexionaba sobre estas inquietudes, un primo que ha vivido en Tokio buena parte de su vida me compartió que se siente muy seguro en una de las metrópolis más grandes del mundo. Me dijo que las mujeres solteras caminan solas a casa por las calles, incluso tarde en la noche, desde las estaciones de metro – algo virtualmente inconcebible para cualquier mujer estadounidense que tenga un mínimo de preocupación por su seguridad personal. Nadie teme a las armas en Tokio porque no hay defensores incondicionales de la “Segunda Enmienda” en Japón. Las armas de fuego simplemente no están permitidas en la ciudad, y la gente, en general, cumple con esta regla sin protestar.

Por pura curiosidad, fui a un sitio web que enumeraba las 10 ciudades más seguras (y las 10 más peligrosas) del mundo. No, Oxnard/Port Hueneme no estaba en ninguna de las listas. De hecho, ninguna ciudad estadounidense tiene el honor de figurar en la lista de las “más seguras” (lo que no sorprende); pero entonces tampoco aparecemos en la categoría de “más peligrosas”. Tokio fue la quinta ciudad más segura del mundo. El ganador, en el puesto no. 1 en la lista de los “más seguros”, fue Copenhague, la muy liberal capital de Dinamarca.

Leí que un factor importante en la excelente reputación de Copenhague fue la estrecha brecha entre los ricos y la gente no tan afortunada. Aquí, aprendí, el asistente de limpieza y el director ejecutivo compran en las mismas tiendas, y sus hijos asisten a las mismas escuelas. En los EE. UU., por el contrario, nosotros, los pobres y los ricos, vivimos en nuestros propios contenedores, y las poderosas influencias están decididas a que las cosas sigan así.

¿Alguna vez nos sentiremos seguros en nuestro propio país? Muchos estadounidenses tienen muchas razones para pensar que nunca lo haremos. Pero no permitamos que este dilema nos impida disfrutar de nuestras vidas, nuestras familias y las muchas bendiciones que disfrutamos en esta tierra favorecida.

– – Servicios de escritura se ofrecen en mi sitio web, David Magallanes Writing ServicesDavid Magallanes es un profesor de matemáticas jubilado.

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