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By David Magallanes • Guest contributor
In 1949, George Orwell’s novel, “1984,” was published. What was predicted to happen in “1984” in a fictionalized Britain came about for us in the U.S. quite recently. “Orwellisms” seem to be guiding our country into a dark forest from which we seem unable to emerge, and possibly never will. Just as in “1984,” truth at this time appears to be amorphous, fluid, and often inverted.
An “Orwellism” is defined as a misleading word or phrase used ambiguously for propaganda purposes. The popular phrase “Big Brother is watching” is a reference to the story’s mysteriously powerful leader and cult figure, Big Brother. Anyone who disagrees with the Big Brother cult is “disappeared.” Those who refuse to conform with “the Party” are purged and stripped of their identity. The “Ministry of Truth” is in charge of rewriting history, burying the truth, and giving greater power to the totalitarian state. Comparisons with the current state of affairs in our country are disturbing.
Which brings us to the fiery controversy du jour over what is enigmatically referred to as “Critical Race Theory,” otherwise known as “CRT.” Just the fact that it is designated a “theory” has the general public thoroughly confused over its essence, which is likely intentional.
As a case in point, there are those who claim that since it is a “theory” and not proven, then “let’s not teach it in our schools.” But CRT is not just a “theory” that requires rigorous testing and validation, as we learned in our science courses. At its core, CRT is the process of questioning the role of racism in our society. Racism is so thoroughly embedded in our culture that many of us don’t even see it—or want to see it. But when we start mixing this investigation and critique of racism with the curriculum taught to children in our schools, the explosive response feels like deep earthquakes that threaten our foundations and fundamental views of the world.
The result is a chilling effect on English, history, civics, and ethnic study classes in our schools. Teachers worry more about the muzzling of truth than about their jobs. Some people who oppose CRT make valid arguments, expressing their concerns over the demonization of white people. However, we need to ask ourselves the hard questions. For example, does it benefit our children to learn a sterilized version of American history? Some of us may not want to confront the unvarnished truth. There is something unsettling about the undeniable history and persistence of racism in our society.
Or are we going to alter history? This is what the characters did in Orwell’s “1984” by eliminating the inconvenient and uncomfortable truth. But in our country, that truth is what helps us understand where we’ve been, where we are now, and where we’re headed.
We are in desperate need of a national reconciliation, but we are far from it. In fact, we as a nation seem to be sabotaging any efforts that would bring us racial peace.
— Writing services (including proofreading and translations) are offered at my website, David Magallanes Writing Services. David Magallanes is a writer and retired college math educator.
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¿Estamos Ocultando Nuestra Historia?
Por David Magallanes • Columnista invitado
En 1949, se publicó la novela de George Orwell, “1984”. Lo que se predijo que sucedería en “1984” en una Gran Bretaña ficticia, sucedió para nosotros en los Estados Unidos recientemente. Los “orwellismos” parecen estar guiando a nuestro país hacia un bosque oscuro del que parece que no podemos salir, y posiblemente nunca lo haremos. Al igual que en “1984”, la verdad en este momento parece ser amorfa, fluida y, a menudo, invertida.
Un “orwellismo” se define como una palabra o frase engañosa utilizada de forma ambigua con fines propagandísticos. La frase popular “Gran Hermano (Big Brother) te está mirando” es una referencia al misteriosamente poderoso líder y figura de culto de la historia, Gran Hermano. Cualquiera que no esté de acuerdo con el culto del Gran Hermano es “desaparecido”. Quienes se niegan a conformarse con “el Partido” son depurados y despojados de su identidad. El “Ministerio de la Verdad” se encarga de reescribir la historia, enterrar la verdad y dar mayor poder al estado totalitario. Las comparaciones con la situación actual en nuestro país son inquietantes.
Lo que nos lleva a la ardiente controversia del día sobre lo que enigmáticamente se conoce como “Teoría de la Raza Crítica”, también conocida como “CRT” (según sus siglas en inglés). El solo hecho de que se la designe como una “teoría” tiene al público en general completamente confundido sobre su esencia, lo cual probablemente sea intencional.
Como ejemplo, hay quienes afirman que, dado que es una “teoría” y no está comprobada, entonces “no la enseñemos en nuestras escuelas”. Pero CRT no es solo una “teoría” que requiere pruebas y validaciones rigurosas, como aprendimos en nuestros cursos de ciencias. En esencia, CRT es el proceso de cuestionar el papel del racismo en nuestra sociedad. El racismo está tan profundamente arraigado en nuestra cultura que muchos de nosotros ni siquiera lo vemos, y ni queremos verlo. Pero cuando comenzamos a mezclar esta investigación y crítica del racismo con el plan de estudios que se enseña a los niños en nuestras escuelas, la respuesta explosiva se siente como terremotos profundos que amenazan nuestros cimientos y puntos de vista fundamentales del mundo.
El resultado es un efecto escalofriante en las clases de inglés, historia, educación cívica y estudios étnicos en nuestras escuelas. Los maestros se preocupan más por amordazar la verdad que por sus puestos de trabajo. Algunas personas que se oponen a la CRT presentan argumentos válidos, expresando su preocupación por la demonización de la gente de raza blanca. Sin embargo, debemos hacernos las preguntas difíciles. Por ejemplo, ¿beneficia a nuestros hijos aprender una versión esterilizada de la historia estadounidense? Es posible que algunos de nosotros no queramos confrontar la pura verdad. Hay algo inquietante en la innegable historia y persistencia del racismo en nuestra sociedad.
¿O vamos a alterar la historia? Esto es lo que hicieron los personajes en “1984” de Orwell al eliminar la incómoda verdad. Pero en nuestro país, esa verdad es lo que nos ayuda a comprender dónde hemos estado, dónde estamos ahora y hacia dónde nos dirigimos.
Necesitamos desesperadamente una reconciliación nacional, pero estamos lejos de hacerlo. De hecho, parece que nosotros, como nación, estamos saboteando cualquier esfuerzo que nos otorgaría la paz racial.
– – Servicios de escritura (incluyendo revisión de documentos y traducciones) se ofrecen en mi sitio web, David Magallanes Writing Services. David Magallanes es un escritor y profesor de matemáticas jubilado.
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