By David Magallanes • Guest contributor
People in our lives who can “do no wrong,” such as doctors, teachers, religious leaders—and, yes, even some lawyers and politicians—are said to “walk on water.” This is in reference to the biblical story about the time that the disciples of Jesus were crossing the Sea of Galilee. Jesus was not with them. The water was turbulent, and they feared for their lives. According to the narration, they suddenly saw Jesus walking toward them on the water. One of the disciples, Peter, armed with the faith that moves mountains, got out of the boat and likewise started walking on the water toward Jesus. That is, until his faith wavered, at which point he began sinking like a rock, just as any of the rest of us would.
Which brings us to the world of mathematicians, scientists, and engineers. These People of God are said to walk on water because they fly helicopters on Mars and create vaccines that save the world. Besides walking on water, they are also known to walk into traffic and into walls. It’s who they are. It’s what they do. They take pride in their errant perambulation. Being honked-at on the street and bumping up against a wall or door means that they are properly lost in thought. They might be pondering a symmetrical mathematical formula, the waveform of the radiation from a distant galaxy, or a chain of molecules. Then again, they might just as well be wondering what the odds are for the Pittsburgh Pirates to win the World Series. Such musings would naturally launch them into a ponderous statistical analysis that ultimately requires computer simulations.
If you don’t believe me, just take a look at the cartoon figure of the engineer, Dilbert, in the daily comics. His emblematic vacuous stare is actually our assurance that he is in deep thought, beyond the reach of mere mortals. He is symbolic of the environment in which mathematicians, scientists, and engineers work, live, and have their being.
I should know. That’s the world from which I hail. I have the bruises on my forehead from all those walls I walked into.
— Writing services are offered at my website, David Magallanes Writing Services. David Magallanes is a retired college math educator.
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Caminando Sobre el Agua, Topando Contra la Pared
Por David Magallanes • Columnista invitado
Se dice que las personas en nuestras vidas que “no pueden hacer nada malo”, como médicos, maestros, líderes religiosos y, sí, incluso algunos abogados y políticos, “caminan sobre el agua”. Esto es en referencia a la historia bíblica sobre la ocasión en que los discípulos de Jesús estaban cruzando el Mar de Galilea. Jesús no estaba con ellos. El agua estaba turbulenta y temían por sus vidas. Según la narración, de repente vieron a Jesús caminando hacia ellos sobre el agua. Uno de los discípulos, Pedro, armado con la fe que mueve montañas, salió de la barca y también comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús. Es decir, hasta que su fe vaciló, momento en el que comenzó a hundirse como una piedra, como lo haría cualquiera de nosotros.
Todo lo anterior nos lleva al mundo de los matemáticos, científicos e ingenieros. Se dice que este Pueblo de Dios camina sobre el agua porque vuelan helicópteros en Marte y crean vacunas que salvan al mundo. Además de caminar sobre el agua, también se sabe que van metiéndose en el tráfico y chocan contra las paredes. Así son ellos. Es lo que hacen. Se enorgullecen de su deambular errante. Si le tocan la bocina en la calle, y si chocan contra una pared o puerta, eso significa que están perdidos en sus pensamientos. Podrían estar pensando en una fórmula matemática simétrica, la forma de onda de la radiación de una galaxia distante, o una cadena de moléculas. Por otra parte, también podrían preguntarse cuáles son las probabilidades de que los Piratas de Pittsburgh ganen la Serie Mundial. Tal meditación los lanzaría naturalmente a un análisis estadístico pesado que, en última instancia, requiere simulaciones por computadora.
Si no me creen, fíjense en la caricatura del ingeniero Dilbert en los cómics diarios. Su emblemática mirada vacía nos asegura que está sumido en una profunda reflexión, más allá del alcance de los meros mortales. Es un símbolo del entorno en el que los matemáticos, científicos e ingenieros trabajan, viven y tienen su ser.
Yo debería saber. Ese es el mundo del que procedo. Tengo los moretones en la frente de todas esas paredes con las que topé.
– – Servicios de escritura se ofrecen en mi sitio web, David Magallanes Writing Services. David Magallanes es un profesor de matemáticas jubilado.
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