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By David Magallanes • Guest contributor
My three siblings and I grew up in Los Angeles next door to five cousins. But we are not your everyday cousins. We’re “special.” You see, we are “double cousins.” A bit of explanation is in order.
One of my mother’s sisters is their mother, and one of my father’s brothers is their father. To make this simpler, two sisters from the Rivas family married two brothers from the Magallanes family. We cousins all share the same four grandparents.
We cousins all played together and visited with each other daily. We shared our interests and some of our sorrows. Our parents are gone, and we are all now in our “golden years.” All nine of us today are well and thriving, to one degree or another. Having been raised by parents from the same families means that we understand each other like no one else in the whole world understands us.
As we reached adulthood, we all scattered to the four winds. One of my sisters and two of the cousins settled down in the Pacific Northwest; a brother and a cousin stayed in Los Angeles; one sister found her way into the low desert in Southern California; the youngest of the cousins is in Europe, and the fifth cousin decided to create a life in Japan. Oh, and then there’s me. After pinballing around the country and overseas during my military days, I decided to call Ventura County my home.
Despite our varying migrations, we all found ways to continue seeing each other. Pre-pandemic, we would drive or fly to visit. Like so many other things in our lives, that came to a screeching halt when COVID emerged. But one of the silver linings of the pandemic has been the increased use of technology to maintain the essential contacts that we have, whether that be school, work, organizations, or family.
The oldest of my cousins nominated himself to be the “Zoom-Master,” for which we are all grateful. He arranges weekly Zoom meetings for various sectors of the family, including our children and grandchildren as well as the many other cousins that we have. Normally, we would not all be seeing each other at the same time as we do at these virtual meetings. After all, in the past it never would have been easy for relatives from Los Angeles, Northern California, Central California, Ventura County, Washington State, Europe, Japan, and Mexico to get together and enjoy each other’s company several times a month.
The pandemic forced all of us to find ways to adapt to abrupt and disruptive changes in our lives. However, these new practices carry their own momentum and are not easily given up in some cases. Our family Zoom appears to be one of them. We’ll eventually want to physically meet and interact at some point. But the family Zooms might well continue to appeal to the younger generations in our family. They seem poised to pick up the baton as their boomer parents and grandparents age out of the picture.
— Writing services are offered at my website, David Magallanes Writing Services. David Magallanes is a retired college math educator.
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Solíamos Viajar – Ahora Hacemos Zoom
Por David Magallanes • Columnista invitado
Mis tres hermanos y yo crecimos en Los Ángeles, al lado de cinco primos. Pero no somos tus primos comunes y corrientes. Somos “especiales”. Somos, de hecho, “primos dobles”. Un poco de explicación está en orden.
Una de las hermanas de mi madre es la madre de estos primos, y uno de los hermanos de mi padre es su padre. Para hacerlo más sencillo, dos hermanas de la familia Rivas se casaron con dos hermanos de la familia Magallanes. Todos los primos compartimos los mismos cuatro abuelos.
Todos los primos jugábamos juntos y nos visitábamos todos los días. Compartimos nuestros intereses y algunas de nuestras penas. Nuestros padres han pasado a mejor vida y ahora todos estamos en nuestros “años dorados”. Los nueve de nosotros hoy estamos bien y prosperando, en un grado u otro. Haber sido criados por padres de las mismas familias significa que nos comprendemos como nadie en todo el mundo nos comprenderá.
Al llegar a la edad adulta, todos nos dispersamos a los cuatro vientos. Una de mis hermanas y dos de mis primos se establecieron en el noroeste del Pacífico; un hermano y un primo se quedaron en Los Ángeles; una hermana se estableció en el desierto bajo del sur de California; el más joven de los primos está en Europa, y el quinto primo decidió sentar cabeza en Japón. Ah, y luego estoy yo. Después de recorrer el país y el extranjero durante mis días de militar, decidí formar mi hogar en el condado de Ventura.
A pesar de nuestras diversas migraciones, todos encontramos formas de seguir viéndonos. Antes de la pandemia, íbamos en carro o volábamos para visitar. Como tantas otras cosas en nuestras vidas, eso se detuvo cuando emergió COVID. Pero uno de los aspectos positivos de la pandemia ha sido el mayor uso de la tecnología para mantener los contactos esenciales que tenemos, ya sea en la escuela, el trabajo, las organizaciones o la familia.
El mayor de mis primos se nombró el “Zoom-Master”, por lo que todos estamos agradecidos. Organiza reuniones semanales de Zoom para varios sectores de la familia, incluidos nuestros hijos y nietos, así como los muchos otros primos que tenemos. Normalmente, no nos veríamos todos al mismo tiempo como lo hacemos en estas reuniones virtuales. Al fin y al cabo, en el pasado nunca hubiera sido fácil para los parientes de Los Ángeles, el norte de California, el centro de California, el condado de Ventura, el estado de Washington, Europa, Japón y México reunirse y disfrutar de la compañía del otro varias veces al mes.
La pandemia nos obligó a todos a encontrar formas de adaptarnos a cambios abruptos y disruptivos en nuestras vidas. Sin embargo, estas nuevas prácticas tienen su propio impulso y en algunos casos no es fácil abandonarlas. Nuestra familia Zoom parece ser una de ellas. Eventualmente querremos reunirnos físicamente e interactuar en algún momento. Pero los Zoom familiares bien podrían seguir atrayendo a las generaciones más jóvenes de nuestra familia. Parecen estar preparadas para tomar el relevo a medida que sus padres y abuelos “boomers” desaparecen de la escena.
– – Servicios de escritura se ofrecen en mi sitio web, David Magallanes Writing Services. David Magallanes es un profesor de matemáticas jubilado.
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