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By David Magallanes / Guest contributor
Last March, with little fanfare and hardly any awareness on the part of the public, which was digesting the latest scandal coming out of the White House, President Trump signed into law $19.5 billion in funding for NASA to begin preparing for a manned mission to Mars, expected to take place some fifteen to twenty years from now*. After signing in the Oval Office, Trump said a few words about NASA’s inspiration and his delight over signing the bill. We must be grateful that he doesn’t believe the moon landings in past decades were a hoax. Ted Cruz joked about sending Congress into space. We can only wish he wasn’t joking.
Suppose Trump were to announce the mission in a speech such as that made by President John Kennedy at the stadium of Rice University (Houston, Texas) in 1962. At that time, some 35,000 people listened with rapt attention. With soaring rhetoric that inspired a generation of future scientists and engineers, JFK announced that we were going to land on the moon before the end of the decade. That was less than only eight years out for a massive project that would challenge our resolve to remain a force to be reckoned with in the world, and that would transform the way we live. But we did it. And with time to spare. We became the preeminent leader in space technology in the 1960s and 70s.
Let us hope that President Trump will attempt to inspire a new generation of STEM majors with a major speech, something far loftier than tweets and banter in his office. Here’s what his speech might sound like:
We are going to go out on a new boat—a really, really big, shiny new boat in a humongous ocean—because there’s money to be made—lots of big money—and new deals to be made by us to make money—lots and lots of money! That’s because space science, like the Democrats and the Fake News media, has no conscience of its own! Sad! Whether it will be profitable or not depends on me and my fabulous White House team. And believe me—if the USA isolates itself completely, we can decide for ourselves whether this new ocean will be a sea of only mild chaos, or a sea of big-time turmoil and disarray! I’m not saying that we shouldn’t defend ourselves against our friends the Russians who don’t want to do anything to hurt us—well, maybe just a little—but I do say that space can be explored and mastered without going to war—I mean, why would we go to war over space? Space is EMPTY! Let’s not repeat our mistakes from the past—this time we’re going to force Mexico to pay for our space projects!
There’s still nothing going on in outer space. It’s just waiting for us to exploit it! It’s really dangerous out there! Bad! We need to be the first out there because, after all, we’re number one, aren’t we? Right? But some of you great and terrific people out there are probably asking, “Why go to Mars? Why spend all that money to get there?” And you might well ask, “Wasn’t Congress going to give us a health care bill? And by the way, where’s that wall that was promised? And why isn’t Crooked Hillary in jail?” I’m here to say that Congress already gave us a great, great health care bill, but we’re not revealing it, and the wall is already built—go out and see it! Oh, and Hillary IS in jail! Or are you going to believe those enemy-of-the-people journalists who say she’s not?
We choose to go to our wonderful neighbor, Mars, even though it’s so far away! Really far! We’re doing it because Mars is orange. It’ll be easy-peasy. Otherwise we wouldn’t do it. We’ll be going to Mars long after I’m no longer your president, so if something goes wrong, it won’t be my fault! But we’re gonna go, right? Right? It’ll be tremendous if we go! Well, maybe we should go. Let me see a show of hands to see if you think we should go to Mars…
By the way, did you see that crowd at my inauguration? Wasn’t it a huge success? It was big—really, really big. Believe me…
*U.S. News & World Report: Trump Wants to Send Humans to Mars
— David Magallanes is a writer, speaker and professor of mathematics.
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Misión a Marte de Trump
Por David Magallanes / Columnista invitado
El pasado mes de marzo, con poca ostentación y casi ninguna percatación por parte del público, lo cual estaba digiriendo el último escándalo que había ocurrido en la Casa Blanca, el Presidente Trump aprobó la legislación para $19,5 mil millones en fondos para la NASA (Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio) para comenzar a prepararse para una misión tripulada a Marte, la cual se espera tenga lugar entre quince y veinte años a partir de ahora*. Tras firmar en el Despacho Oval, Trump dijo unas palabras sobre la inspiración de la NASA y expresó su deleite al firmar el proyecto de ley. Deberíamos estar agradecidos de que él no crea que fueron una broma los aterrizajes sobre la superficie de la luna en décadas pasadas. Ted Cruz soltó un chiste sobre enviar al Congreso al espacio exterior. Sólo podemos esperar que no estuviera bromeando.
Supongamos que Trump anunciara la misión en un discurso como el que hizo el presidente John Kennedy en el estadio de Rice University (Houston, Texas) en 1962. En ese momento, unas 35.000 personas escucharon con mucha atención. Con una creciente retórica que inspiró a una generación de futuros científicos e ingenieros, el Presidente Kennedy anunció que íbamos a aterrizar en la luna antes del final de la década. Eso fue menos de ocho años para cumplir un proyecto masivo que retaría nuestra determinación de seguir siendo una fuerza que el mundo respetaría, y que transformaría nuestra forma de vivir. Pero lo logramos. Y antes de la fecha límite. Nos hicimos el líder preeminente en tecnología espacial en los años 60 y 70.
Esperemos que el presidente Trump intente inspirar a una nueva generación de estudiantes de las ciencias e ingeniería con un discurso importante, algo mucho más formidable que “tweets” y cotorreo en su oficina. Su discurso se parecería a esto:
Vamos a zarpar en un nuevo barco—una embarcación realmente grande y brillante en un océano gigantesco—porque hay mucho dinero que ganar—muchísimo dinero—y nuevas transacciones que hacer para ganar lana—¡mucha lana! Eso es porque la ciencia espacial, como los demócratas y los medios de comunicación falsos, no tienen conciencia propia! ¡Qué triste! Que sea rentable o no depende de mí y de mi fabuloso equipo de la Casa Blanca. Y—créanme—¡si Estados Unidos se aísla completamente, nosotros mismos podemos decidir si este nuevo océano sea solamente un mar de caos suave o más bien un mar de mucha turbulencia y desorden! No estoy diciendo que no debiéramos defendernos contra nuestros amigos los rusos que no quieren hacer nada que nos lastime—bueno, tal vez nada más un poco—pero yo digo que el espacio puede ser explorado y dominado sin recurrir a la guerra—quiero decir, ¿para qué ir a la guerra por el espacio? ¡El espacio es un gran VACÍO! ¡No repitamos nuestros errores del pasado, ya que esta vez vamos a obligar a México a pagar por nuestros proyectos espaciales!
Todavía no hay nada ocurriendo en el espacio exterior. ¡Sólo nos espera para explotarlo! Es realmente peligroso por ahí. ¡Malo! Tenemos que ser los primeros porque, al fin y al cabo, somos el número uno, ¿no? ¿No es cierto? Pero algunos de ustedes, magníficas personas astutas por ahí a la mejor andan preguntando, “¿Por qué ir a Marte? ¿Por qué gastar todo ese dinero para llegar allí?” Y es posible que pregunten, “¿No es cierto que el Congreso nos iba a dar un proyecto de ley de salud? Y por cierto, ¿dónde está ese muro a lo largo de la frontera que se nos prometió? ¿Y por qué Hillary la Corrupta todavía no está en la carcel?” Estoy aquí para decirles que el Congreso ya nos dio un gran, grandísimo proyecto de ley de salud, pero no lo estamos revelando, y el muro ya está construido. ¡Salgan a mirarlo! Oh, y Hillary ya está en la cárcel. ¿O van a creer a aquellos periodistas enemigos-de-la-gente que dicen lo contrario?
¡Elegimos ir a nuestro maravilloso vecino, Marte, aunque está tan lejos! ¡Muy lejos! Lo estamos haciendo porque el planeta Marte es anaranjado. Será fácil, facilísimo. De lo contrario, no lo haríamos. Elegimos ir a Marte mucho después de que yo sea su presidente, así que si algo va mal, no será mi culpa! Pero vamos a ir, ¿verdad? ¿No es así? ¡Sería estupendo si nos fuéramos! Bueno, tal vez deberíamos irnos. Levanten las manos si crees que deberíamos ir a Marte…
Por cierto, ¿vieron ustedes el tamaño de la multitud en mi investidura como presidente? Fue todo un éxito, ¿verdad? Fue algo grande, MUY grande. Créanme…
*U.S. News & World Report: Trump Wants to Send Humans to Mars
— David Magallanes es un escritor, orador y profesor de matemáticas.
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