Bilingual commentary — To College or Not to College?

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By David Magallanes • Guest contributor

As I was coming of age in the 1960s, the United States economy was galloping along after the end of World War II and still heading for its peak. By then, we had established ourselves as the wealthiest and most powerful country in the world.

In the 1950s and ‘60s, college was the indisputable ticket to the middle class, which at the time was an indicator of affluence. Young people were acquiring college educations to graduate and fuel the engines of prosperity. Single-income families were the norm. Except for the scourge of racial discrimination, it was by some measures almost an idyllic society compared to today’s problem-ridden existence for far too many Americans.

But now, even some wealthier families are questioning the intrinsic, assumed value of a college education. There is a conservative slice of America that has grown suspicious of the very underpinnings of higher education—especially the liberal arts. It is the word “liberal” that makes them queasy.

During a newscast in 2018, archconservative Fox News host Tucker Carlson presented a reasoned argument both for and against college. On the one hand, he noted that college is vital for those planning to be doctors, engineers, or scientists (in other words, those enrolling as STEM majors). On the other hand, he singled-out those who attend college to study history, sociology, or political science, challenging their decisions that lead to crushing levels of student debt with little apparent monetary return. He proposed weighing the costs and benefits of college, as well as assessing the impact of college education on our society.

Mr. Carlson correctly pointed out the accelerating costs of college that long ago far outstripped the rise in wages. To put things in perspective, he highlighted the burden of school debt, which amounts to one-third of the entire federal budget. He lamented that many loan holders worry about ever paying off their loans during their lifetime.

Just last month, Mr. Carlson reiterated his views in more strident terms, saying that college “diminishes” students in the liberal arts. No doubt, his conservative pedigree prohibits him from seeing value in a liberal education that tends to rail against the values that he holds dear.

Just for a moment, let us disregard the costs, politics, and religion. For eons, acquiring a liberal arts education that included lessons in music, philosophy, art, language, history, or some combination thereof, was considered the pinnacle of success as a human being.

But now, in our age, it is sorrowfully unfortunate that higher education condemns, as Mr. Carlson articulates, so many students to a lifetime of asphyxiating debt.

It remains to be seen just how effective his anti-college campaign will be. He admitted that he advised his four children to “opt-out” of college—but they went anyway.

— Writing services are offered at my website, David Magallanes Writing ServicesDavid Magallanes is a retired college math educator.

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¿Ir al Colegio, o No?

Por David Magallanes • Columnista invitado

Cuando cumplí la mayoría de edad en la década de 1960, la economía de los Estados Unidos estaba galopando después del final de la Segunda Guerra Mundial y todavía se dirigía a su punto máximo. Para entonces, nos habíamos establecido como el país más rico y poderoso del mundo.

En las décadas de 1950 y 1960, la universidad era la entrada gratuita e indiscutible a la clase media, que en ese momento era un indicador de opulencia. Los jóvenes estaban adquiriendo educación universitaria para graduarse y alimentar los motores de la prosperidad. La familia de un solo ingreso era la norma. Excepto por el azote de la discriminación racial, era una sociedad casi idílica en comparación con la existencia plagada de problemas de hoy para demasiados estadounidenses.

Pero ahora, incluso algunas de las familias más ricas están cuestionando el valor intrínseco y supuesto de una educación universitaria. Hay una porción conservadora en los Estados Unidos que ha comenzado a sospechar de los fundamentos mismos de la educación superior, especialmente las artes liberales. Es la palabra “liberal” lo que les da náuseas.

Durante un noticiero en 2018, el archiconservador presentador de Fox News, Tucker Carlson, presentó un argumento razonado tanto a favor como en contra de la entrada a la universidad. Por un lado, señaló que la universidad es vital para aquellos que planean ser médicos, ingenieros o científicos (en otras palabras, aquellos que se inscriben en carreras STEM). Por otro lado, destacó a aquellos que asisten a la universidad para estudiar historia, sociología o ciencias políticas, desafiando sus decisiones que conducen a niveles abrumadores de deuda estudiantil con poco rendimiento monetario aparente. Propuso sopesar los costos y beneficios de la universidad, así como evaluar el impacto de la educación universitaria en nuestra sociedad.

El Sr. Carlson señaló correctamente los costos acelerados de la universidad que desde hace mucho tiempo superaron con creces el aumento de los salarios. Para poner las cosas en perspectiva, destacó la carga de la deuda escolar, algo que equivale a un tercio de todo el presupuesto federal. Lamentó que aproximadamente la mitad de los titulares de préstamos para estudiantes se preocupan por pagar sus préstamos durante su vida.

Apenas el mes pasado, Carlson reiteró sus puntos de vista en términos más estridentes, diciendo que la universidad “disminuye” a los estudiantes en las artes liberales. Sin duda, su pedigrí conservador le prohíbe ver valor en una educación liberal que tiende a ir en contra de los valores que él aprecia.

Por un momento, hagamos caso omiso de los costos, la política y la religión. Durante siglos, adquirir una educación en artes liberales, la cual incluía lecciones de música, filosofía, arte, lenguaje, historia o alguna combinación de los mismos se consideró el pináculo del éxito como ser humano.

Pero ahora, en nuestra época, es lamentablemente desafortunado que la educación superior condene, como dice el Sr. Carlson, a tantos estudiantes a una vida de deudas asfixiantes.

Queda por ver cuán efectiva será su campaña contra la universidad. Admitió que aconsejó a sus cuatro hijos a que “optaran por no asistir” a la universidad, pero de todos modos se inscribieron.

– – Servicios de escritura se ofrecen en mi sitio web, David Magallanes Writing ServicesDavid Magallanes es un profesor de matemáticas jubilado.

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