Bilingual commentary: The Other Side of the Wall

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David Magallanes

By David Magallanes / Guest contributor

Trump’s big, impenetrable, towering, massive, “beautiful,” southern border wall is all about money and politics. It’s not about protecting us from the “bad hombres,” as he so naïvely refers to the criminal element, disregarding our own “bad hombres” who run guns through the border to keep the drug cartels empowered to ruin Mexican society. This is not to say that there should not be barriers in place to control northward immigration into our country, but increasingly sophisticated technology could be explored as a means to keep a watchful eye on our southern flank. Meanwhile, it’s the northern flank along the Canadian border that increasingly is the real problem, but that everyone is conveniently ignoring.

Bids for funding of the wall are pouring in as fast as the flow of wet concrete. Construction companies want a piece of the action. Mexico’s not paying for it (why should they fund our projects, anyway?), so there are plans in place to let the American taxpayer foot the bill, after all. Trump’s supporters are liable to be hit the hardest as programs upon which they depended are cut or eliminated in order to pay for the wall.

Meanwhile, back to that wall itself. One of the specifications is that it be designed in such a way as to be “aesthetically pleasing in color” on the northern side*, blending into the surrounding environment, as if we were describing the color of California’s finest wines, or of Arizona’s desert architecture.  As a further slap on top of the injurious insults already inflicted upon the Mexican people on the other side of this wall, no mention is made of the aesthetics on their side of this monstrosity. In other words, it will be unquestionably and decidedly ugly, since that will keep costs down, and besides, like the far side of the moon, we won’t be able to see it from our side.

Americans seem to think that Mexicans shouldn’t care. After all, what sense of art, aesthetics and beauty could they possibly have? Or, if Mexicans do care, so what? Somehow, Mexico has become the country that Trump supporters love to hate, right along with Syria and Iran. Those who parrot the mean-spirited slogan “Build that wall!” have likely never been in Mexico south of the border cantinas and street vendors selling donkey piñatas and cute T-shirts, and therefore have not seen the prodigious artwork and architecture that span centuries and that are breathtakingly beautiful. Mexico is a land of rich colors and possesses a vibrant, historical magnificence. So let’s build an obnoxiously unpleasant monolith in the backyard of our former friends as we enjoy the last tropical fruits of our relationship with them.

Mexicans on the street must be asking, understandably, “What in God’s name have we done to deserve this expression of arrogance?” Unfortunately for us, they are seething with resentment toward our government, feeling highly disrespected and targeted by politics as ugly as the wall they will soon be forced to look at.

*CNN — Government seeks designs for ‘physically imposing’ border wall

— David Magallanes is a writer, speaker and professor of mathematics. 

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El Otro Lado del Muro

Por David Magallanes / Columnista invitado

El Muro de Trump a lo largo de nuestra frontera meridional—grande, impenetrable, imponente, y “hermoso”—se trata sobre todo de dinero y política. No se trata nada de protegernos de los “malos hombres”, así como él tan ingenuamente se refiere al elemento criminal, ignorando a nuestros propios “hombres malos” que envían armas a través de la frontera para mantener a los carteles de la droga empoderados para arruinar la sociedad mexicana. Esto no quiere decir que no debiera haber barreras en los lugares debidos para controlar la inmigración hacia el norte a nuestro país, pero la tecnología cada vez más sofisticada podría ser explorada como un medio para mantener un ojo vigilante en nuestro flanco sur. Mientras tanto, es el flanco septentrional a lo largo de la frontera canadiense que cada vez más es el verdadero problema, pero todo el mundo convenientemente le está haciendo caso omiso.

Las ofertas para la financiación de la pared se están vertiendo tan rápido como el flujo del concreto líquido. Las empresas de construcción quieren su rebanada del pastel. México no está pagando este muro (¿para qué deberían ellos financiar nuestros proyectos, por cierto?), por lo que hay planes para que el contribuyente estadounidense pague la factura, al fin y al cabo. Los partidarios de Trump son susceptibles de ser impactados con más fuerza ya que los programas de los que dependían se están cortando o eliminando para saldar el muro.

Mientras tanto, de vuelta a esa misma pared. Una de las especificaciones es que esté diseñada de tal manera que sea “estéticamente agradable en color” en el lado norte*, mezclándose con el ambiente circundante, como si estuviéramos describiendo el color de los mejores vinos de California, o de la arquitectura del desierto de Arizona. Como una bofetada más allá de los injuriosos insultos ya infligidos al pueblo mexicano al otro lado de este muro, no se menciona la estética de esta monstruosidad del lado de ellos. En otras palabras, será incuestionable y decididamente feo, ya que eso mantendrá los costos bajos, y además, como el lado lejano de la luna, no podremos verlo desde nuestro lado.

Los estadounidenses parecen pensar que a los mexicanos no les debería importar. Al fin y al cabo, ¿qué sentido de arte, estética y belleza podrían tener esos mexicanos? O, si a los mexicanos les importara, ¿qué? De alguna manera, México se ha convertido en el país que a los partidarios de Trump les encanta odiar, junto con Siria e Irán. Aquellos que repiten el vil lema “Construir ese muro!” a la mejor nunca han estado en México al sur de las cantinas fronterizas y los vendedores ambulantes que venden piñatas de burro y lindas camisetas, y por lo tanto no han visto las prodigiosas obras de arte y la bella arquitectura que abarcan siglos y que son impresionantemente hermosas. México es tierra de ricos colores y posee una magnificencia histórica y vibrante. Así que, ándele, vamos a construir un monolito odioso y desagradable en el patio trasero de nuestros antiguos amigos y así disfrutar de los últimos frutos tropicales de nuestra relación con ellos.

Los mexicanos en la calle deben estarse preguntando, comprensiblemente, “¿Qué en el nombre de Dios habremos hecho para merecer esta expresión de arrogancia?” Desgraciadamente para nosotros, quedan bastante enchilados con resentimiento hacia nuestro gobierno—un gobierno que perciben como una entidad altamente irrespetuosa y que los hace el blanco de una política tan fea como ese muro que pronto se verán obligados a mirar.

*CNN — Government seeks designs for ‘physically imposing’ border wall

— David Magallanes es un escritor, orador y profesor de matemáticas.

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