Bilingual commentary: The nature of work

David Magallanes

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By David Magallanes / Guest contributor

In my last two articles, I have described my perspectives on the topic of work: the effect of bullies as well as the search and discovery of our right livelihood.

Delving further into this concept of right livelihood, that is, the work that is the most natural — and, as a result, better compensated — for us, I referred once again to one of my favorite philosophers, Kahlil Gibran. I ran across these words of his, which, because of their profundity, had me thinking and contemplating (while almost bumping into walls, as all mathematicians do when we start thinking and contemplating anything):

Work is love made visible. And if you cannot work with love but only with distaste, it is better that you should leave your work and sit at the gate of the temple and take alms of those who work with joy.*

The master Gibran recognized the masses that work in disgust. How many people have we heard say, “I hate my work,” or “My work is oppressive,” or maybe, “My boss is a bully, I hate him, and I always feel awful”? Perhaps we too find ourselves barely putting up with a boring, meaningless job that feels more like a dead end than a joyous mission.

On the other hand, what this wise man, this philosopher of Arab origins, is saying, is that those who have found their right livelihood in our offices, factories, hospitals, agricultural fields, laboratories and institutions are precisely those who have the luxury of contributing to the lost souls who, according to Mr. Gibran, would be better served sitting in front of church asking for handouts.

We must realize that he is not judging these unfortunate workers, nor is he condemning them to a life of begging.  What he is trying to teach us, perhaps with a blow to the head, is exactly what Marsha Sinetar, the author of the book I described last week (Do What You Love, The Money Will Follow), wrote.  That is, those who have the good fortune of finding the work for which they were born tend to be more affluent, and therefore capable of offering a hand to those who are either still seeking, or who are not even aware that they are on the planet for a distinct purpose.

*http://www.goodquotes.com/quote/kahlil-gibran/work-is-love-made-visible-and-if-you-c

— David Magallanes is a writer, speaker and retired professor of mathematics.  You may contact him at adelantos@msn.com

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La Naturaleza del Trabajo

Por David Magallanes / Columnista invitado

En mis últimos dos artículos, he descrito mis perspectivas sobre el asunto del trabajo: el efecto de los “bravucones” tanto como la búsqueda y el descubrimiento de nuestro sustento correcto.

Profundizando aún más en este concepto del sustento correcto, o sea el trabajo que para nosotros es lo más natural y, como consecuencia, el mejor remunerado, recurrí una vez más a uno de mis filósofos favoritos conocido en inglés como Kahlil Gibran.  De paso, aprendí en Wikipedia que su nombre correcto en español literario es Yibrán Jalil Yibrán.  Me topé con estas palabras suyas que debido a su profundidad, me hicieron reflexionar y contemplar un buen rato (casi dando contra las paredes así como lo hacen los matemáticos cuando nos prestamos a reflexionar y contemplar cualquier cosa) :

El trabajo es amor hecho visible.

Y si no podéis trabajar con amor, sino solamente con disgusto, es mejor que dejéis vuestra tarea y os sentéis a la puerta del templo y recibáis limosna de los que trabajan gozosamente.*

El maestro Yibrán reconoció las multitudes que trabajan con disgusto.  ¿Cuántas personas hemos escuchado decir, “Odio mi trabajo”, o “Tengo una chamba pésima”, o tal vez “Mi jefe es un bravucón, lo detesto, y todo el tiempo me siento de la patada”?  Tal vez nosotros mismos nos encontramos escasamente aguantando un trabajo aburrido, sin chiste y parecido más a un callejón sin salida que a una misión gozosa.

En cambio, lo que dice este sabio, este filósofo de origen árabe, es que aquellos que hayan encontrado su sustento correcto en nuestras oficinas, fábricas, hospitales, campos agrícolas, laboratorios e instituciones son precisamente los que tienen el lujo de contribuir a las almas en pena a quienes, según el Sr. Yibrán, más valdría la pena sentarse frente a la iglesia para pedir limosna.

Hay que reconocer que él no está juzgando a estos trabajadores desafortunados, ni los está condenando a una vida pordiosera.  Lo que él nos quiere enseñar, quizás con un golpe a la cabeza, es exactamente lo que escribió Marsha Sinetar, la autora del libro que describí la semana pasada: Haz Lo Que Amas, El Dinero Te Seguirá.  O sea, aquellos que tienen la buena fortuna de haber encontrado el trabajo por el cual nacieron tienden a ser los mejor acaudalados, y por ende los más capaces de ofrecer una mano a los demás: a quienes siguen buscando, o a quienes no se dan ni cuenta que tienen un propósito único sobre la faz de la tierra.

*http://www.esoterismo.net/misticismo/khalil/trabajo.htm

— David Magallanes es un escritor, orador y profesor jubilado de matemáticas.  Se puede comunicar con él por e-mail a: adelantos@msn.com.

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