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By David Magallanes /Guest contributor
For the Baby Boomers (Americans born between 1946 and 1964) like me, our parents are of the “Greatest Generation,” dubbed such because they withstood the tragedy of the Second World War and in many ways sacrificed themselves greatly to contribute to the victory that made possible the promising life of the young people of my generation.
According to an article dated Jan. 13, 2013, written by Christopher Sullivan in the Ventura County Star, boomer youth years in the 1960s presented many challenges, but at the same time there was a high degree of optimism. We lived during the era of “Camelot,” referring to the administration of the young President John Kennedy, one of the most distinguished and popular presidents in the entire history of the United States. The original “Camelot” is the legendary kingdom of King Arthur of European literature. This king was characterized as the ideal monarch, both in times of war and of peace. And that is how many of us Americans perceived President Kennedy. He gave us hope; he forced us to dream and expect the best of ourselves.
Nonetheless, his presidency was also one of the most tragic. An assassin killed him when his administration was in full bloom. This president had encouraged us to—literally—fly to the moon (which we accomplished after his death, just as he had challenged us). Our hero and idol was silenced forever.
Reading this article made me nostalgic as I remembered the youthful enthusiasm of my contemporaries. We believed that the world was ours to conquer and that if we studied and worked, we were going to be successful. Of that there was no doubt. We were creating a more just, freer and more successful country. Everything indicated that we were going to triumph, and in many senses of the word, we did.
What impressed me most in this article was the sentence: “Cultural historian Thomas Hine calls the young people of the 1960s ‘the luckiest generation.'”
And I agree completely. Today’s young people are fighting to survive in this economy and in a world that at times seems scary. Yes, in the 60s, we were involved in the “Cold War” with the Soviet Union. But at least we were dealing with a rational enemy that desired “martyrdom” as little as we did.
The young people of my generation were handed our futures on a silver plate, relatively speaking. And that thanks to the “Greatest Generation.”
— David Magallanes is a writer, speaker and retired professor of mathematics. You may contact him at adelantos@msn.com
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La Generación Más Afortunada
Por David Magallanes / Columnista invitado
Para los “boomers” (americanos nacidos entre 1946 y 1964) como yo, nuestros padres son de la “generación más grande,” así denominado porque aguantaron la tragedia de la segunda guerra mundial y en muchos sentidos se sacrificaron en gran medida para contribuir a la victoria que hizo posible la vida prometedora de los jóvenes de mi generación.
Según un artículo fechado 13 de enero de 2013 y escrito por Christopher Sullivan en el Ventura County Star, los años de la juventud de los “boomers” presentaban muchos retos, pero a la vez un alto nivel de optimismo. Vivíamos durante la época de “Camelot”, refiriéndose a la administración del joven presidente John Kennedy, uno de los presidentes más destacados y populares en toda la historia de los Estados Unidos. El “Camelot” original es el reino legendario del Rey Arturo de la literatura europea. Este rey se caracterizaba como el monarca ideal, en tiempos de guerra y en tiempos de paz. A así muchos de los norteamericanos percibíamos al presidente Kennedy. Nos dio esperanzas; nos obligó a soñar y a esperar lo mejor de nosotros mismos.
No obstante, su presidencia también fue una de las más trágicas. Un asesino lo mató en plena flor de la administración Kennedy. Este presidente nos había alentado a—literalmente—llegar hasta la luna (lo cual logramos después de su muerte, tal y como él nos había retado). Nuestro héroe e ídolo fue silenciado para siempre.
Leyendo este artículo me dio bastante nostalgia, recordándome el entusiasmo de los jóvenes de mi edad. Creíamos que el mundo era nuestro para conquistar y que si estudiáramos y trabajáramos, íbamos a tener éxito. De eso no había duda. Estábamos creando un país más justo, más libre y aún más exitoso. Todo indicaba que íbamos a triunfar, y en muchos sentidos de la palabra, lo logramos.
Lo que más me impresionó en este artículo fue esta frase: “El historiador Thomas Hine dice que los jóvenes de la década de 1960 constituye ‘la generación más afortunada'”.
Y estoy completamente de acuerdo. Los jóvenes de hoy en día están batallando para sobrevivir en esta economía y en un mundo que parece a veces espantoso. Claro, en los años sesenta, estuvimos involucrados en “la guerra fría” con la unión soviética. Pero al menos estábamos tratando con un enemigo racional que tampoco deseaba el martirio.
A los jóvenes de mi generación, se nos entregó nuestro futuro en charola de plata, relativamente hablando. Y eso gracias a la “generación más grande”.
— David Magallanes es un escritor, orador y profesor jubilado de matemáticas. Se puede comunicar con él por e-mail a: adelantos@msn.com.