Bilingual commentary: Taos Pueblo: A unique Christmas celebration

Taos Pueblo, the USA’s oldest continuously inhabited community and a World Heritage site, becomes a magical place during Christmas Eve. Courtesy photo

By Stacey Wittig / Vagabonding Chica – Travel Writer

Freezing air from snow-capped mountains pinches your nose as you walk toward Taos Pueblo on Christmas Eve. Moving into the crowd gathered around the adobe chapel, you hear people speaking hushed Spanish, French and German as well as English.

Christmastime ceremonials danced at Taos Pueblo – the USA’s oldest continuously inhabited community – draw people from the world over. Pitch-wood bonfires smell like incense as you stand on tiptoe to look over the crowd for the first sight of the processional. Huge bonfires – some four stories high – are stacked throughout the plaza.

You’ve come to the mountain town of Taos, New Mexico, to experience ceremonial dances at San Geronimo Chapel and you’re standing on the plaza along with hundreds of others. “Funny, they don’t feel like strangers. I feel a sense of community here,” you note.

Every Christmas Eve, the Procession of the Virgin begins right after 5 p.m. mass. On Christmas Day, there is a second ceremonial chosen by tribal elders only a few short weeks before Christmas. The council selects either the Matachines Dance, a ceremonial handed down from the Spanish who settled this country in the 1600s, or the traditional native Deer Dance.

Dark falls suddenly on the short winter evening. Sparks from the bonfires sweep eerily across adobe pueblos where electricity is taboo. Cracks of rifle fire startle, announcing the procession. Out of the chapel burst Puebloan men carrying torches and high-powered rifles. Next, carried high on a pallet, the statue of the Virgin Mary appears under a white cloth canopy; the cloth glows mystically, reflecting the tall flames.

“The building-sized bonfires give off dark smoke – it’s a primitive kind of atmosphere, and suddenly you feel like you are not in the twenty-first century anymore,” describes Rick Romancito. “It is all very simple. Men fire guns ahead of the procession to ward off bad influence. The statue comes behind them, followed by a group of dancers and singers. If the Matachines Dance is planned for the next day, then Matachines dancers follow the procession; if not, people close to the church doors follow behind the procession and sing hymns.

“You hear the sound of drumming and singing in Tiwa and in Spanish. People are moving through the plaza lit by fires and you see shadows of all of these figures. It’s no big production, like Disneyland, but you feel as if you’re not in America anymore – you are in the heart of the real America, the native America.”

Later, follow the festivities to the Historic Taos Inn. Greeted by the sounds of live Christmas music, you rub elbows with the locals. The inn’s two-and-a-half-story lobby is illuminated with 10,000 Christmas lights.

You enjoy Christmas Eve dinner at the inn’s famous Doc Martin’s Restaurant with native-inspired dishes such as Doc’s Chile Rellenos – blue-corn-battered Anaheim chiles, pepitas (squash seeds) and goat cheese smothered with traditional green chile; grilled rattlesnake-rabbit sausage; or red-wine-braised buffalo short ribs with horseradish mashers.

“Southwest cuisine is inspired by all the cultures in the area,” says Romancito, editor of Tempo, Taos’ arts and entertainment magazine. “Historically speaking, beans, corn, squash and native meats like venison and rabbit are native foods. You’ll find hints of these foods in almost every restaurant in Taos.”

With the kiva fireplace warming your room back at the Inn, visions of tomorrow’s deer and Matachines dance in your head. “The Matachines Dance filtered down through the Moors and Spanish as a method to engage native people and convert them to Christianity. The folk drama has played out for over 400 years here,” explains Romancito. “Performed throughout the Southwest, it starts in mid-morning and goes through the afternoon.”

Romancito advises, “Leave pets at home and keep track of your kids. As with all pueblo ceremonials, these are not theme park rides – they’re not put on for the benefit of tourists. We have lived here for hundreds of years, so be respectful.”

— Stacey Wittig is a freelance writer based in Flagstaff, AZ. She writes about people and places of the Southwest. Learn more at www.vagabondinglulu.com

Historic Taos Inn lights up for Christmas festivities. Courtesy of Historic Taos Inn .

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Los visitantes pueden disfrutar las danzas ceremoniales de la víspera navideña en la Capilla de San Gerónimo del Pueblo de Taos, en Nuevo México. Foto cortesía de Stacey Wittig .

Pueblo de Taos: Una celebración navideña especial

Por Stacey Wittig / Vagabonding Chica – Reportera de Viajes

 El aire congelante de las montañas nevadas pellizca la nariz mientras caminas hacia el Pueblo de Taos en la víspera de la Navidad. Al moverme entre la multitud reunida alrededor de la capilla de adobe, escuché a personas que hablaban a murmullos en español, francés y alemán así como en inglés.

Los ceremoniales navideños que se danzan en el Pueblo de Taos–la comunidad poblada más antigua de Estados Unidos –atraen a gente de todo el mundo. Las hogueras de madera de pino negral huelen como incienso cuando te levantabas de puntillas para mirar sobre el gentío para dar el primer vistazo a la procesión. Enormes hogueras—de cuatro pisos de altura—se apilan a lo largo de la plaza.

Uno viene al pueblo montañoso de Taos, Nuevo México, a presenciar las danzas ceremoniales de la Capilla de San Gerónimo, congregándose en la plaza junto con cientos de otras personas. “Es curioso, no se sienten como extraños. Experimento un sentido de comunidad”, te dices a ti mismo.

Cada víspera navideña la procesión de la virgen comienza justo después de  la misa de las 7 p.m. El día de Navidad, hay un segundo ceremonial elegido por los ancianos tribales tan sólo unas pocas semanas antes. El Consejo selecciona ya sea la Danza de los Matachines, un ceremonial de los españoles que se asentaron en este país en el siglo 17, o la tradicional Danza del Venado.

La oscuridad cae rápidamente sobre la corta tarde de invierno. Las chispas de las hogueras danzan misteriosamente en los pueblos de adobe donde la electricidad es tabú. Se escuchan los disparos de rifle que sobresaltan y anuncian la procesión. De la capilla salen a prisa los hombres del pueblo con antorchas y rifles de alta potencia. A continuación aparece la estatua de la Virgen María en una plataforma bajo un dosel de tela blanca; el paño se ilumina místicamente con el reflejo las altas llamas.

“Las hogueras del tamaño de edificios despiden un humo oscuro–es una atmósfera como ancestral y de repente usted siente que ya no está en el siglo 21”, describe Rick Romancito. “Todo es muy sencillo. Los hombres con armas de fuego van por delante de la procesión para espantar las malas influencias. Les sigue la estatua y un grupo de danzantes y cantantes. Si la Danza de los Matachines está prevista para el día siguiente, los danzantes matachines siguen la procesión; de lo contrario, las personas más cerca de las puertas de la iglesia caminan al final de la procesión cantando himnos.

“Escuchas el sonido de tambores y cantos en tiwa y en español. La gente se desplaza por la plaza iluminada por las hogueras y miras sombras de todas estas figuras. No es una producción mayor como en Disneylandia pero se siente como si ya no estuviera en América—estás en el corazón de la América verdadera, la América nativa”.

Después, te vas a las festividades del histórico Taos Inn. Te reciben los sonidos de música navideña en vivo y te mezclas con los lugareños. El vestíbulo de dos pisos y medio del hotel se ilumina con diez mil luces navideñas.

Disfrutas la cena de nochebuena en el famoso restaurante Doc Martin del hotel con platillos inspirados localmente como los chiles rellenos del Doc—chiles Anaheim bañados en maíz azul, pepitas y queso de cabra cubierto con un chile verde tradicional, salchichas de conejo a la brasa; o costillitas de búfalo estofado en vino rojo y acompañado de puré de rábano.

“La cocina del suroeste se inspira en todas las culturas de la región”, dice Romancito, editor de Tempo, la revista de arte y entretenimiento de Taos. “Históricamente hablando, los frijoles, el maíz, la calabaza y las carnes nativas como el venado y el conejo son comidas autóctonas. Encontrarás sugerencias de estos platillos en casi todos los restaurantes de Taos”.

Mientras el fuego de la chimenea calienta la habitación de tu hotel, las imágenes de las danzas del venado y de los matachines del mañana bailan en tu cabeza. “La Danza de los Matachines nos llegó de los moros y españoles como un método para relacionarse con las personas nativas y convertirlas al cristianismo. El drama popular se presenta aquí desde hace más de 400 años”, explica Romancito. “Se realiza por todo el suroeste y comienza a media mañana y dura hasta la tarde.”

Romancito agrega: “Deje a sus mascotas en casa y no pierda de vista a sus hijos. Como con todas las ceremonias del pueblo, no son paseos a un parque de diversiones—no se realizan para complacer a los turistas. Así hemos vivido aquí durante cientos de años, así que hay que mostrar respeto”.

— Stacey Wittig es una periodista independiente que vive en Flagstaff, Arizona. Escribe sobre gente y lugares del suroeste. Para obtener más información visite www.vagabondinglulu.com

— Traducción por César Arredondo

Las montañas nevadas al fondo del Pueblo Taos proporcionan un escenario perfecto para una celebración decembrina. Foto cortesía de Jamie Tedesco .