Editor’s note: Amigos805 welcomes local guest columns, letters to the editor and other submissions from our readers. All opinions expressed in submitted material are those of the author and do not necessarily represent the viewpoint of Amigos805.
By David Magallanes • Guest contributor
Unbeknownst to most people some 20 years ago, a great war was being waged in our country. Only a small slice of the population, consisting mostly of educators, was actually involved in the battles, but the outcome of that war determined the academic fate of millions of students in our classrooms.
The Great Math Wars of the 1990s pitted the “reform advocates” against the “traditionalists.” It wasn’t until 2008 that a form of “cease-fire” was called, and cooler heads prevailed as compromise between the more extreme positions was hammered out.
Which brings us to today. A recent article on the front page of the Ventura County Star published on November 23, 2021, exposed the “shot across the bow” announcing the stirring of a new conflict. Unfortunately, that clash could merge effortlessly into the broad river we know as the “culture wars” that are shredding the fabric of our society and the very basis of our democracy.
This dust-up appearing over the horizon is the “new mathematics framework” for California schools. Once again, educators are working to respond to the difficulties that the majority of students face when sitting in a mathematics classroom (or at home in a virtual classroom on their computer screens).
Whereas the first Math War focused on the best methods for effectively teaching math, this brewing battle threatens to provide fresh ammunition for political theater and grandstanding along with the requisite threats and name-calling.
This time around, the well-intentioned “reformers” are insisting on more “equity” and “inclusiveness”—two words that by themselves trigger hysteria and anger in far-right circles—in the math curriculum. The reformers are crusading for gender-neutral environments that foster acceptance, the insertion of social justice issues in math lessons, and a postponement of algebra classes. They passionately insist that they are laying out the framework to keep underrepresented students in the mathematical fold. They have a worthy cause.
The more traditional segment of the math educator population is wary. These educators are naturally skittish about any effort that, in their minds, “dumbs-down” math classes to the detriment of the very students the reformers are trying to help. Their answer to “being more inclusive” is to “just teach them math” without all the frills and distractions that dilute the volume of math knowledge that students need to be successful in college.
Both factions in this upcoming “skirmish” must strive to respect each other’s visions, opinions, and efforts as we all try to help our children succeed at something that is so vital to their job and career prospects.
And a final note: politics has no place in this. We don’t want to see parents at school board meetings screaming at administrators and teachers, accusing them of “wokism” (a form of liberalism), “treason,” “tyranny,” and all the other untethered trigger words that incite hatred.
We as a nation are already horribly divided over so many issues. Let’s not let math education reform become yet another front in the broader culture wars that already rage around us.
— Writing services are offered at my website, David Magallanes Writing Services. David Magallanes is a retired college math educator.
***
Reiniciando la Guerra Cultural de las Matemáticas
Por David Magallanes • Columnista invitado
Sin que la mayoría de la gente lo supiera hace unos 20 años, se estaba librando una gran guerra en nuestro país. Solo una pequeña parte de la población, compuesta en su mayor parte por maestros de escuela, estuvo realmente involucrada en las batallas, pero el resultado de esa guerra determinó el destino académico de millones de estudiantes en los salones de clase.
Las Grandes Guerras Matemáticas de la década de 1990 enfrentaron a los “defensores de la reforma” contra los “tradicionalistas”. No fue hasta 2008 que se declaró una forma de “alto el fuego”, y prevalecieron las cabezas más frías a medida que se lograba un compromiso entre las posiciones más extremas.
Lo que nos lleva a la actualidad. Un artículo reciente en la portada del Ventura County Star publicado el 23 de noviembre de 2021 expuso el “señal de alarma” que anunciaba los inicios de un nuevo conflicto. Desafortunadamente, ese choque podría fusionarse sin esfuerzo en el ancho río que conocemos como las “guerras culturales” que están destrozando el tejido de nuestra sociedad y la base misma de nuestra democracia.
Esta riña que aparece en el horizonte es el “nuevo marco matemático” para las escuelas en California. Una vez más, los educadores están trabajando para responder a las dificultades que enfrenta la mayoría de los estudiantes cuando están sentados en una clase de matemáticas (o en casa en un aula virtual en las pantallas de sus computadoras).
Mientras que la primera Guerra de las Matemáticas se centró en los mejores métodos para enseñar matemáticas de forma eficaz, esta batalla que se avecina amenaza con proporcionar nuevas municiones para el teatro político y la grandilocuencia junto con las amenazas y los insultos requeridos.
Esta vez, los “reformadores” bien intencionados están insistiendo en más “equidad” e “inclusión”—dos palabras que por sí mismas desencadenan histeria e ira en los círculos de extrema derecha—en el plan de estudios de matemáticas. Los reformadores están haciendo una cruzada por entornos neutrales al género que fomentan la aceptación, la inserción de cuestiones de justicia social en las lecciones de matemáticas y el aplazamiento de las clases de álgebra. Insisten apasionadamente en que están estableciendo el marco para mantener a los estudiantes subrepresentados en el redil matemático. Su causa es buena.
El segmento más tradicional de la población de educadores de matemáticas es cauteloso. Estos educadores son naturalmente asustadizos por cualquier esfuerzo que, en sus mentes, “embrutece” las clases de matemáticas en detrimento de los mismos estudiantes que los reformadores están tratando de ayudar. Su respuesta a “ser más inclusivos” es “simplemente enseñen las matemáticas” sin todas las florituras y distracciones que diluyen el volumen de conocimiento matemático que los estudiantes necesitan para tener éxito en la universidad.
Ambas facciones en esta próxima “escaramuza” deben esforzarse por respetar las visiones, opiniones y esfuerzos de los demás mientras todos intentamos ayudar a nuestros hijos a tener éxito en algo que es tan vital para su trabajo y sus posibilidades profesionales.
Y una nota final: la política no tiene cabida en esto. No queremos ver a los padres de familia en las reuniones de la junta escolar gritando a los administradores y maestros, acusándolos de “wokismo” (una forma de liberalismo), “traición”, “tiranía” y todas las demás palabras desencadenantes que incitan al odio.
Nosotros, como nación, ya estamos terriblemente divididos sobre tantos temas. No dejemos que la reforma de la educación matemática se convierta en un frente más en las guerras culturales más amplias que ya se desatan a nuestro alrededor.
– – Servicios de escritura se ofrecen en mi sitio web, David Magallanes Writing Services. David Magallanes es un profesor de matemáticas jubilado.
Editor’s note: Amigos805 welcomes comments on stories appearing in Amigos805 and on issues impacting the community. Comments must relate directly to stories published in Amigos805, no spam please. We reserve the right to remove or edit comments. Full name, city required. Contact information (telephone, email) will not be published. Please send your comments directly to frank@amigos805.com