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By David Magallanes / Guest contributor
“Yes,” I told myself a couple of weeks ago, “I’m going to commit myself to writing this book once and for all.”
And with that declaration, I dove into a project that I had started some ten years ago, but that I then put to one side while I tried to take care of other commitments that always seemed to come up in my life.
This project that I resurrected recently is a work that I will dedicate to my daughter, and to all the daughters of the world. It will be a book that explains how we can honor the daughters of this world, and why we should do so. Automatically, this is about an awareness of the dignity of all women, since they are all daughters.
This book will be very different from all those that I have seen regarding this topic of daughters. The vast majority of these books seem to have a psychological, Christian, or simply practical perspective. But I have my own ideas that by now have the advantage of a decade of reflection, and several decades of experience with a daughter with whom I get along marvelously. I have clearly seen the difference between the girls and women who have or had an attentive, loving and responsible father, and those who have not. And a woman who is secure in her father’s love have in him a point of reference with which she can judge every man who approaches her on her life journey. This, of course, influences the selection of the father of her children, which in turn tends to determine the happiness and success of said sons and daughters.
I am learning, now that I’m involved in this effort to create a work that just might modify our attitudes toward daughters, that the writing process is somewhat mysterious. Many times I have asked myself: “From whence appear the ideas of the composers of grand musical works, or of the authors of famous and highly recognized books and poems?”
I am answering my own question through my experiences with this project that I have in hand. The ideas for my writing occur to me at the least expected moments: in the grocery store, as I’m driving, in the shower, in bed before falling asleep, in my dreams, and especially when I am exercising, running around the track. It’s almost as if a faithful guide were advising me, directing me; a guide who wants me to be successful, and who responds with even more clarity when I carry out my deepest desires.
I am realizing that as long as we do what we are supposed to be doing on the face of this planet, the winds will always be to our backs, pushing us toward a destiny that we’ve had since we were born.
— David Magallanes is a writer, speaker and retired professor of mathematics. You may contact him at adelantos@msn.com
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Procesos Misteriosos
Por David Magallanes / Columnista invitado
“Ahora sí”, me dije hace un par de semanas, “Voy a comprometerme a escribir este libro de una vez por todas”.
Y con esa declaración, me metí de lleno en un proyecto que empecé hace unos diez años, pero el cual luego dejé a un lado mientras trataba de cumplir con otros compromisos que parecían nunca faltar en mi vida.
Este proyecto que resucité recientemente es una obra que voy a dedicar a mi hija, y a todas las hijas del mundo. Será un libro que explica cómo podemos honrar a las hijas de este mundo, y porque deberíamos hacerlo. Automáticamente, se trata del reconocimiento de la dignidad de todas las mujeres, puesto que todas son hijas.
Este libro será muy diferente a todos aquellos que he visto tocando el tema de las hijas. La gran mayoría parece tener una perspectiva psicológica, o cristiana, o simplemente práctica. Pero tengo mis propias ideas que ya tienen la ventaja de una década de reflexión, y varias décadas exitosas de experiencia con una hija con la que me llevo de maravilla. He visto claramente la diferencia entre las muchachas y mujeres que tienen o tuvieron un padre atento, amoroso y responsable, y las que no. Y una mujer segura en el amor de su padre tiene en él un punto de referencia con la cual puede juzgar a cada hombre que se le aproxima en el camino de la vida. Esto, claro, influye sobre su selección del padre de sus hijos, lo cual a su vez tiende a determinar la felicidad y el éxito de dichos hijos e hijas.
Estoy aprendiendo, ahora que estoy involucrado en este esfuerzo por crear una obra que posiblemente modifique nuestras actitudes hacia las hijas, que el proceso de escribir es algo misterioso. Muchas veces me he preguntado: ¿De dónde provienen las ideas de los compositores de las grandes obras musicales, o de los autores de libros o poemas famosos y altamente reconocidos?
Estoy contestando mi propia pregunta a través de mis experiencias con este proyecto que llevo entre manos. Las ideas para mis escrituras se me ocurren en los momentos menos esperados: en la tienda, cuando manejo, en la ducha, en la cama antes de dormirme, en mis sueños, y sobre todo cuando estoy haciendo ejercicio, corriendo sobre la pista. Es casi como si un guía fiel estuviera aconsejándome, dirigiéndome; un guía que quiere que yo tenga éxito, y que responde con aún más claridad cuando cumplo con mis más profundos deseos.
Me estoy dando cuenta que mientras hagamos lo que a nosotros nos corresponda sobre la faz de este planeta, los vientos siempre estarán a nuestras espaldas, empujándonos hacia un destino que hemos tenido desde que nacimos.
— David Magallanes es un escritor, orador y profesor jubilado de matemáticas. Se puede comunicar con él por e-mail a: adelantos@msn.com.