Editor’s note: Amigos805 welcomes local guest columns, letters to the editor and other submissions from our readers. All opinions expressed in submitted material are those of the author and do not necessarily represent the viewpoint of Amigos805.
By David Magallanes • Guest contributor
Just over a century ago, in the fashion centers of America’s east coast, men were programmed to wear straw hats throughout the summer. Men who considered themselves of sufficiently high class customarily donned the requisite straw hat on May 15 (“Straw Hat Day”). This social custom was taken quite seriously by the men of that era, especially in New York City.
But after September 15, wearing a straw hat was considered a serious violation of standing etiquette. After all, September 15 was similarly declared “Felt Hat Day.” As the designation implies, men were expected to switch to felt hats in mid-September. On Felt Hat Day, men gleefully smashed each other’s straw hats in a ritual that delighted a fashion industry that conveniently catered to men’s hat preferences.
Men who did not conform to the social hat norms risked having their straw hats knocked off their heads. In addition, the hats were often mischievously smashed, right in front of the owner, just to drive home the point that social “rules” were meant to be followed.
But at one point during the Roaring Twenties, things got out of hand. Incredibly (or maybe not so incredibly), breaking the social rules resulted in violence and chaos on city streets. Mayhem reigned as gangs of boys went about behaving like some of the undisciplined youths we see out on our streets today. They marauded about, stealing men’s hats off the tops of their heads and smashing the “boaters,” as the straw hats were called.
The mischief devolved into full-blown riots, with hundreds of people fighting over…straw hats. The boys armed themselves with sticks, some with nails at the ends to render the sticks more threateningly malevolent.
The riots began just before the end of the straw hat season of 1922. They lasted about eight days. The Straw Hat Riots demonstrated how quickly societal rules can collapse, pitting neighbor against neighbor, brother against brother, and friend against friend.
We Americans must be hypervigilant for the rest of this year as we deal with a fraught election season that may well not end with a smooth transition of power, as has occurred throughout the history of our country—until 2020. In fact, we are practically guaranteed a period of strife before and after the November election that will test our American values like no other presidential election.
The Straw Hat Riots of 1922 in New York City might seem patently absurd to us now. But they give us a glimpse into the possibility of the breakdown of the social fabric when a sufficiently large part of the population feels that they have been wronged, bypassed, dismissed, or disrespected.
Also, this time around, it won’t be just boys with sticks. Many of the “boys” in our society are heavily armed and itching to destroy the democracy that we have so painfully constructed for nearly 250 years.
As we brace ourselves over the next few months and years, let’s keep in mind the lessons from the Straw Hat Riots of 1922.
— David Magallanes is a retired professor of mathematics.
***
Lecciones de las Revueltas de los Sombreros de Paja
Por David Magallanes • Columnista invitado”
Hace poco más de un siglo, en los centros de moda de la costa este de Estados Unidos, los hombres estaban programados para usar sombreros de paja durante todo el verano. Los hombres que se consideraban de clase alta se acostumbraban a ponerse el sombrero de paja el 15 de mayo (“Día del Sombrero de Paja”). Esta costumbre social fue tomada muy en serio por los hombres de esa época, sobre todo en la ciudad de Nueva York.
Pero después del 15 de septiembre, usar un sombrero de paja se consideraba una violación grave de la etiqueta. Después de todo, el 15 de septiembre fue declarado “Día del Sombrero de Fieltro” de manera similar. Como sugiere la designación, se esperaba que los hombres se cambiaran a los sombreros de fieltro a mediados de septiembre. En el Día del Sombrero de Fieltro, los hombres rompieron alegremente sus sombreros de paja en un ritual que deleitó a una industria de la moda que atendía convenientemente las preferencias de sombreros de los hombres.
Los hombres que no se ajustaban a las normas sociales sobre sombreros corrían el riesgo de que otros hombres les quitaran el sombrero de paja de la cabeza. Además, los sombreros a menudo se rompían traviesamente, justo en frente del propietario, sólo para dejar claro que las “reglas” sociales debían seguirse.
Pero en un momento durante los Locos Años Veinte (la década de 1920), las cosas se salieron de control. Increíblemente (o tal vez no tan increíblemente), romper las reglas sociales resultó en violencia y caos en las calles. Reinaba el caos mientras pandillas de muchachos se comportaban como algunos de los jóvenes indisciplinados que vemos hoy día en nuestras calles. Merodeaban, robaban a los hombres los sombreros de sus cabezas y destrozaban a los “boaters”, como se llamaba a los sombreros de paja.
La travesura se convirtió en disturbios en toda regla, con cientos de personas peleando por… sombreros de paja. Los muchachos se armaron con palos, algunos con clavos en los extremos para hacerlos más amenazadoramente malévolos.
Los disturbios comenzaron justo antes del final de la temporada de sombreros de paja de 1922. Duraron unos ocho días. Las Revueltas de los Sombreros de Paja demostraron con qué rapidez pueden colapsar las reglas sociales, enfrentando a vecino contra vecino, hermano contra hermano, y amigo contra amigo.
Los estadounidenses debemos estar hipervigilantes durante el resto de este año mientras nos enfrentamos a una tensa temporada electoral que bien puede no terminar con una transición fluida del poder, como ha ocurrido a lo largo de la historia de nuestro país—hasta 2020. De hecho, prácticamente se nos garantiza un período de conflicto antes y después de las elecciones de noviembre que pondrá a prueba nuestros valores estadounidenses como ninguna otra elección presidencial.
Las Revueltas de los Sombreros de Paja de 1922 en la ciudad de Nueva York podrían parecernos evidentemente absurdos ahora. Pero nos dan una idea de la posibilidad de que se rompa el tejido social cuando una parte suficientemente grande de la población siente que ha sido agraviada, ignorada, descartada o faltada al respeto.
Además, esta vez no serán sólo muchachos con palos. Muchos de los “muchachos” de nuestra sociedad están fuertemente armados y ansiosos por destruir la democracia que con tanto esfuerzo hemos construido durante casi 250 años.
Mientras nos preparamos para los próximos meses y años, tengamos en cuenta las lecciones de las Revueltas de los Sombreros de Paja de 1922.
– – David Magallanes es un profesor jubilado de matemáticas.
Editor’s note: Amigos805 welcomes comments on stories appearing in Amigos805 and on issues impacting the community. Comments must relate directly to stories published in Amigos805, no spam please. We reserve the right to remove or edit comments. Full name, city required. Contact information (telephone, email) will not be published. Please send your comments directly to frank@amigos805.com