Bilingual commentary: Keeping calm … But how?

David Magallanes

By David Magallanes / Guest contributor

During my time in London last month, I came across one of those useful phrases to which one can go whenever necessary — a phrase that has the power to make our life enormously easier and that is capable of drastically changing the direction of our lives toward something better. A phrase that is well-chosen serves us as would a compass that directs us toward our destinies, whatever they might be, as well as a foundation below the territory of our lives, offering us support and strength.

When I went about buying gifts for my family and friends (since I would not dare return home without gifts!), I selected several on which were printed this phrase created at the beginning of World War II in England: “Keep Calm and Carry On.” This phrase demonstrates the British tendency not to fly into a panic, despite whatever might be happening around them, including a rain of bombs sent over from the German Third Reich during that war.

Generally, it is believed that the prime minister during that era, Winston Churchill, had declared those words to encourage the citizens facing a possible German invasion.  But as it turns out, that is a myth. The British Ministry of Information had created a poster with those famous words. But in any case, they can be associated with the spirit of Sir Winston, who was considered somewhat as a patron saint of the Anglican country.

Be that as it may, I decided to adopt those words to guide the rest of my terrestrial life. They made me think of a film I had seen several years back, “Little Buddha.” In one of the more memorable scenes, the Asian mystic Buddha is surrounded by wars and famines and disasters and fighting, but nonetheless he stays calm with an inner peace that we can only admire and, with much persistence and patience with ourselves, emulate. Only in this way, according to the Buddhist philosophy, can we attain “Nirvana” — that is, for those of us from the Western world, “heaven” or “absolute peace.”

Looking around us, we see few examples of inner peace.  How do we maintain inner peace —“beyond all comprehension,” according to the New Testament — in the presence of people who go out of their way to make our lives a veritable purgatory, or in the face of natural disasters that are a part of our existence?

But upon reflection, isn’t it true that “there is a time for everything,” including a time for going into battle, whether that be in war when we are attacked, or in the office…where likewise we can be attacked or unjustly hurt?

I think the answer to this apparent paradox consists of, when necessary, entering into battle with firmness whenever our honor, liberty and dignity is at stake. But even then, with resolve, keeping calm…and carrying on.

— David Magallanes is a writer, speaker and retired professor of mathematics. You may contact him at adelantos@msn.com

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Mantener la Calma … ¿Pero Cómo?

Por David Magallanes / Columnista invitado

Durante mi estancia en Londres el mes pasado, me topé con una de esas frases útiles a la cual uno puede recurrir cuando es necesario—una frase que tiene el poder de facilitarnos la vida enormemente y que es capaz de cambiar drásticamente la dirección de nuestras vidas hacia algo mejor.

Una frase bien escogida nos sirve como una brújula que nos dirige hacia nuestros destinos, sean cuales sean, tanto como un cimiento en el terreno de nuestras vidas que nos ofrece apoyo y fortaleza.

Cuando andaba comprando regalitos para mis amistades y mi familia (¡puesto que no me atrevería a regresar a casa sin regalos!), escogí a varios en los cuales estaba imprimida esta frase creada a principios de la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra: “Mantengan la calma y sigan adelante” (“Keep calm and carry on”).  Esta frase demuestra la tendencia británica de no echarse al pánico, a pesar de lo que pase en su torno, incluyendo una lluvia de bombas enviadas por el Imperio Nazi durante esa guerra.

Generalmente se cree que el primer ministro del país durante esa época, Winston Churchill, había declarado esas palabras para animar a los ciudadanos que enfrentaban una posible invasión de Alemania, pero resulta ser un mito. El Ministerio Británico de la Información había creado un cartelón con esas palabras famosas pero de todos modos se pueden asociar con el espíritu del Sr. Churchill, quien se consideraba algo así como un santo patrón del país anglicano.

De todas formas decidí adoptar esas palabras para guiar el resto de mi vida en la Tierra.  Me hicieron pensar en una película que había visto varios años atrás, “El Pequeño Buda”.  En una de las escenas más memorables, el místico asiático Buda está rodeado de guerras y pestes y desastres y pleitos, pero no obstante mantiene la calma con una paz interior que sólo podemos admirar y, con mucha persistencia y paciencia con nosotros mismos, emular.  Solo así, según la filosofía de los budistas, alcanzamos “nirvana”—o sea, para nosotros del mundo occidental, “el cielo” o “la paz absoluta”.

Mirando a nuestro alrededor, se ven pocos ejemplos de paz interior.  ¿Cómo mantener una paz interior, “más allá de toda comprensión”, según el Nuevo Testamento, en la presencia de las personas que se desviven por hacer de nuestras vidas un verdadero purgatorio, o ante los desastres naturales que forman parte de nuestra existencia?

Pero pensándolo bien, ¿no es cierto que “hay un tiempo para todo”, incluido un tiempo para ir a la batalla, sea en la guerra cuando nos atacan, o en la oficina…donde también nos pueden atacar o dañar injustamente?

Creo que la respuesta a esta aparente paradoja es que cuando es necesario hay que entrar a la batalla con firmeza, siempre y cuando nuestra honra, libertad y dignidad están en juego. Pero aun así resueltos, manteniendo la calma…y siguiendo adelante.

-David Magallanes es un escritor, orador y profesor jubilado de matemáticas. Se puede comunicar con él por e-mail a: adelantos@msn.com.