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By David Magallanes / Guest contributor
About a month ago, American actress, model and businesswoman Jessica Alba shared her acquired philosophy on life, which she now incorporates into her business approach: the Japanese world view, known as “wabi-sabi,” that nothing is permanent, everything is imperfect and nothing is complete. That’s like a bucket of cold water on us perfectionists and idealists who want to consider everything to remain changeless, perfect and absolutely complete in all aspects.
But we have to admit that impermanence is built into nature itself. Plants, trees, animals—and yes, humans—come and go upon this physical plane. The sun and very stars are born, radiate their greatness for a few billion years, and then begin the process of dying, just as we humans must do so at some distant time (hopefully) in the future. The leaves of trees die, but then fall to the ground and become the fertilizer that nourishes the living plants and trees left behind on the earth’s surface.
In like manner, let us consider ourselves, who are constituted of the stuff of dead stars, as evolved creatures with intellect who have a limited time—normally several decades—to radiate outward our love, materialize our dreams and discover our purpose before we must succumb to the forces of nature that transmute our mode of existence. Let our time here become the nourishment for subsequent generations who will feed off of all that we had to offer during our time on the planet, when the imperfection we experienced masked the utter perfection that is at the core of life itself.
— David Magallanes is a writer, speaker and social network marketer. You may visit his web site, dedicated to honoring daughters and keeping them healthy, at www.roses4daughters.com. You may contact him through e-mail at dmagallanes@roses4daughters.com.
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La Impermanencia
Por David Magallanes / Columnista invitado
Hace aproximadamente un mes, la actriz, modelo y empresaria estadounidense Jessica Alba compartió su adquirida filosofía sobre la vida, una filosofía que ahora incorpora a su estrategia comercial: el punto de vista de los japoneses conocido como “wabi-sabi”, lo cual proclama que nada es permanente, todo es imperfecto, y nada es completo. Es como si a nosotros los perfeccionistas e idealistas nos cayera encima un jarro de agua fría. Nos encanta suponer que todo permanece inmutable, perfecto y absolutamente completo en todos los aspectos.
Pero tenemos que admitir que la impermanencia está incorporada en la misma naturaleza. Las plantas, los árboles, los animales—y sí, los humanos—vienen y van sobre este plano físico. El sol y las estrellas nacen, irradian su grandeza por unos pocos miles de millones de años, y luego comienzan el proceso de morir, tal como los humanos hayamos de hacerlo en un futuro lejano (al menos, así lo esperamos). Las hojas de los árboles mueren, pero luego caen al suelo y se convierten en el fertilizante que nutre las plantas vivas y los árboles dejados atrás sobre la faz de la tierra.
De igual manera, considerémonos a nosotros mismos, compuestos de la materia de estrellas muertas, como criaturas evolucionadas con inteligencia que tienen un tiempo limitado—normalmente varias décadas—para irradiar nuestro amor, materializar nuestros sueños y descubrir nuestro propósito antes de sucumbir a las fuerzas de la naturaleza que transmutan nuestro modo de existencia. Dejemos que nuestro tiempo se convierta en el alimento de las generaciones posteriores que se alimenten de todo lo que teníamos que ofrecer durante nuestro tiempo sobre el planeta, cuando la imperfección que experimentamos enmascaró la perfección absoluta que existe en el núcleo de la vida misma.
— David Magallanes es un escritor, orador y comerciante por las redes sociales. Usted puede visitar su sitio cibernético, dedicado a la honra y la salud de nuestras hijas, en www.roses4daughters.com. Se puede comunicar con él por e-mail a: dmagallanes@roses4daughters.com.