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By David Magallanes • Guest contributor
As if we didn’t already have enough controversy around masking mandates in California.
Several days ago, Governor Newsom, along with Los Angeles and San Francisco mayors Eric Garcetti and London Breed, respectively, attended the National Football Conference Championship Game at the SoFi Stadium in Inglewood. The problem that erupted shortly thereafter was the result of images of the governor appearing maskless at a mega-indoor event. These are precisely the types of gatherings that public health officials seriously warn us about attending. The governor’s pretext was that he had “removed the mask for a brief period,” but that excuse was widely dismissed as insultingly disingenuous.
The disappointment surrounding the incident was magnified by a similar, but more serious, political scandal a little over a year ago. Our governor, who vigorously ordered school and business closures at the beginning of the pandemic, was “caught” by the paparazzi dining quite pre-pandemically at an haute cuisine restaurant, the now-infamous French Laundry (note: no, they don’t do laundry) in the Napa Valley. Newsom’s response was to look down, shuffle his feet and say, in effect, “I’m sorry, I made a mistake.”
There was a steady flow of images, such as those of Mayor Breed behaving as if she didn’t believe in the health emergency and of Nancy Pelosi entering a hair salon without a mask when only outdoor service was allowed. Such apparent arrogance has eroded public confidence in our leaders. Other instances of defiant, contradictory conduct by those who order the rest of us to mask-up and respect science have generated the expected results.
Last week, several middle and high school students were summarily escorted off their campuses for refusing to wear their masks. Their reason: if Governor Newsom doesn’t have to wear a mask, then why should we be forced to wear one? Needless to say, students’ parents who vehemently oppose mask mandates in schools had a field day.
We are still in the midst of a very real health crisis, but there are too many forces aligned against a rational approach to taking up arms against the “invisible enemy.” The virus continues to kill members of our families and our communities. It exhausts our health care workers and continually disrupts our lives, but too many of us still refuse to take it seriously.
Including, apparently, our governor.
— Writing services are offered at my website, David Magallanes Writing Services. David Magallanes is a retired college math educator.
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El Gobernador Necesita una Lección
Por David Magallanes • Columnista invitado
Como si ya no tuviéramos suficiente controversia sobre los mandatos de enmascaramiento en California.
Hace varios días, el Gobernador Newsom, junto con los alcaldes de Los Ángeles y San Francisco, Eric Garcetti y London Breed, respectivamente, asistieron al Juego de Campeonato de la Conferencia Nacional de Fútbol en el Estadio SoFi en Inglewood. El problema que estalló poco después fue el resultado de imágenes del gobernador apareciendo sin mascarilla en un mega-evento bajo techo. Estos son precisamente los tipos de reuniones a las que los funcionarios de salud pública nos advierten seriamente que no debamos asistir. El pretexto del gobernador fue que se había “quitado la máscara por un breve período”, pero esa excusa fue ampliamente descartada como insultantemente falsa.
La decepción en torno al incidente se vio ampliado por un escándalo político similar, pero más grave, hace poco más de un año. Nuestro gobernador, que ordenó enérgicamente el cierre de escuelas y negocios al comienzo de la pandemia, fue “atrapado” por los paparazzi cenando como si fuera mucho antes de la pandemia en un restaurante de alta cocina, el ahora infame French Laundry en el Valle de Napa. La respuesta de Newsom fue mirar hacia abajo, arrastrar los pies y decir, en efecto, “Lo siento, cometí un error”.
Hubo un flujo constante de imágenes, como las de la alcaldesa Breed comportándose como si no creyera en la emergencia sanitaria y de Nancy Pelosi entrando sin mascarilla a una peluquería cuando solo se permitía el servicio al aire libre. Tal aparente arrogancia ha erosionado la confianza pública en nuestros líderes. Otros casos de conducta desafiante y contradictoria de quienes nos ordenan a los demás enmascararnos y respetar la ciencia han generado los resultados que eran de esperarse.
La semana pasada, varios estudiantes de secundaria y preparatoria fueron escoltados sumariamente fuera de sus campus por negarse a usar sus máscaras. Su razón: si el gobernador Newsom no tiene que usar una máscara, ¿por qué deberíamos estar obligados a usar una? No hace falta decir que los padres de los estudiantes que se oponen con vehemencia a los mandatos de máscaras en las escuelas tuvieron un día de campo.
Todavía estamos en medio de una crisis de salud muy real, pero hay demasiadas fuerzas alineadas contra un enfoque racional para tomar las armas contra el “enemigo invisible”. El virus continúa matando a miembros de nuestras familias y nuestras comunidades. Agota a nuestros trabajadores de la salud e interrumpe continuamente nuestras vidas, pero muchos de nosotros todavía nos negamos a tomarlo en serio.
Incluido, aparentemente, nuestro gobernador.
– – Servicios de escritura se ofrecen en mi sitio web, David Magallanes Writing Services. David Magallanes es un profesor de matemáticas jubilado.
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