Bilingual commentary: Expertise Without the Degree

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David Magallanes

By David Magallanes / Guest contributor

My grandfather’s cousin, Refugio Reyes Rivas, was the architect who designed and constructed (finishing in 1908) the Templo de San Antonio in the city of Aguascalientes within the state of the same name in Mexico. During one of my visits several years ago, his granddaughter Esther Romo Reyes, well on in years, told me that her grandfather was to a large extent self-taught in architecture. The Franciscan brothers had given him a foundation, having taught him how to read and write in Spanish as well as in Latin. Fortunately, they had also taught him enough mathematics for him to become very successful as an architect throughout his career. He started his education in architecture at the construction sites—not the university.

What is remarkable about Refugio is that he had no degree in architecture until it was awarded to him posthumously. Yet he is responsible for some of the most striking architecture in that region of Mexico.

Esther told me a fascinating story. That one day, a group of professional architects were talking as Refugio walked past. They laughed derisively, saying, “There goes the architect with no degree.” Refugio turned around, laughed, and said, “There go the degrees with no architects.”

There is much to be said for autodidacticism—the art of teaching oneself. Some very successful people are sufficiently focused and driven to teach themselves something in which they have a natural interest and talent. Leonardo da Vinci is one of the most famous autodidacts.

We lament the costs of higher education, but tend not to consider the rewards, both financial and emotional, of making ourselves experts, on our own and without formal higher education, in a chosen field.

Let’s think about that as we guide our children toward a rewarding career that they would enjoy for the rest of their lives. College is vastly important. The more the better—up to what we can afford. But there are alternatives for those who are creative and disciplined.

 

— David Magallanes is a writer, speaker and professor of mathematics. 

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Experiencia Sin el Título

Por David Magallanes / Columnista invitado

Refugio Reyes Rivas fue primo de mi abuelo. Refugio fue el arquitecto que diseñó y construyó (terminando en 1908) el Templo de San Antonio en la ciudad de Aguascalientes dentro del estado del mismo nombre en México. Durante una de mis visitas hace varios años, su nieta Esther Romo Reyes, ya entrada en años, me dijo que su abuelo era en gran medida autodidacta en arquitectura. Los hermanos franciscanos le habían dado una fundación, le habían enseñado a leer y escribir tanto en español como en latín. Afortunadamente, también le habían enseñado suficientes matemáticas para que tuviera gran éxito como arquitecto a lo largo de su carrera. Comenzó su educación en arquitectura en los sitios de construcción, no en la universidad.

Lo que es notable en cuanto a Refugio es que no tenía ningún título en arquitectura hasta que le fuera otorgado póstumamente. Sin embargo, él es el responsable de algunas de las obras arquitectónicas más llamativas de esa región de México.

Esther me contó una historia fascinante. Que había una vez un grupo de arquitectos profesionales hablando entre sí mientras Refugio pasaba frente a ellos. Ellos se rieron burlonamente, diciendo: “Ahí va el arquitecto sin título.” Refugio se volvió, se rió y dijo: “Ahí van los títulos sin arquitectos”.

Vale mucho el autodidactismo: el arte de enseñarse a sí mismo. Hay personas muy exitosas que están lo suficientemente enfocadas y motivadas como para enseñar a sí mismas algo en lo que tienen un interés y un talento natural. Leonardo da Vinci es uno de los autodidactos más famosos.

Lamentamos los costos de la educación superior, pero no pensamos en las recompensas, tanto financieras como emocionales, de hacernos expertos, por nuestra cuenta y sin una educación superior formal, en un campo elegido.

Pensemos en eso mientras guiamos a nuestros hijos hacia una carrera gratificante que disfrutarían por el resto de sus vidas. La universidad es muy importante. Cuanto más, mejor—hasta donde podemos permitirnos el lujo. Pero hay alternativas para aquellos que sean creativos y disciplinados.

 

— David Magallanes es un escritor, orador y profesor de matemáticas.

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