Bilingual commentary: Centers of Peace

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By David Magallanes Guest contributor

David Magallanes

David Magallanes

Sometimes it just feels overwhelming. We seem to be surrounded by violence and antagonism, sundry hostile threats and ominous news from throughout the world, including our own or nearby communities.

We perceive the violence in our own national politics. Just a few days ago, a West Virginia lawmaker called for Hillary Clinton to be “hung” in the Mall in Washington, D.C. Yes, she’s committed some grievous errors, but this kind of discourse is intolerable in our society. It smacks of our darker history, of a time when women were hunted and executed for perceived witchery.

We perceive anarchy in our politics as a formidable political party is shredded and scrambles to regain its identity. Hostility, unmistakable bullying and not-so-subtle intimidation characterize the presidential race this season and threaten to explode into an even deeper chaos.

There is an increase of violence against the police, the vast majority of whom serve to protect us. Now they become targets for those who need an excuse to vent their frustrations, as justified as those frustrations might be. But killing indiscriminately for revenge is another matter, and simply adds to the sense of lawless disorder around us.

The war in the Middle East is suddenly in our midst, in our cities and as a threat to our lives and those of our families. The threat of terrorism looms over us every time we gather with others in a large or even small crowd.

Many in this country struggle in an exploitive economy that, although improving on some fronts, seems to relentlessly refuse to give pay raises that would help us cover the exponentially increasing cost of goods and services, especially medical care. Some American families can hardly afford to feed themselves and their families adequately, or to house themselves with a semblance of dignity. And some of them simply cannot satisfy these necessities without assistance.

There are no easy answers, but somehow, we have to get through this. We must find a peaceful center. Some people seek that center outside, in their churches or other organizations. All of these centers are important, but there is nothing as tranquil as the peace we instill in that center within ourselves—a peace that not only calms our anxious souls, but also grants us the strength to counter the madness in this world by using our natural gifts to help others in need and to bless the world in a way that is uniquely ours.

— David Magallanes is a writer, speaker and social network marketing consultant.  You may visit his web site, dedicated to honoring daughters and keeping them healthy, at www.roses4daughters.com

You may contact him through e-mail at dmagallanes@roses4daughters.com.  Follow us on Facebook (“Like” us!) at www.facebook.com/roses.for.daughters.

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Centros de Paz

Por David Magallanes / Columnista invitado

A veces se siente simplemente abrumador. Parece que estamos rodeados por la violencia y el antagonismo, diversas amenazas hostiles y noticias de mal agüero desde alrededor de todo el mundo, incluyendo nuestras propias comunidades o en sus cercanías.

Percibimos la violencia en nuestra propia política nacional. Apenas hace unos días, un legislador del estado de West Virginia declaró que Hillary Clinton debería ser ahorcada en el Mall de Washington, D. C. Es cierto, ella ha cometido errores graves, pero este tipo de discurso es intolerable en nuestra sociedad. Tiene pinta de nuestra historia más oscura, de una época en que las mujeres fueron perseguidas y ejecutadas debido a su supuesta brujería.

Percibimos la anarquía en nuestra política mientras un partido político formidable se está despedazando y se apresura a recuperar su identidad. La hostilidad inconfundible y la intimidación no- tan-sutil caracterizan la carrera presidencial de esta temporada y amenazan con estallar en un caos aún más profundo.

Hay un aumento de la violencia contra la policía, la gran mayoría de los cuales sirven para protegernos. Ahora se convierten en blancos para aquellos que necesitan un pretexto para desahogar sus frustraciones, por justificadas que sean esas frustraciones. Pero matar indiscriminadamente como una forma de venganza es otro saco de harina, y simplemente se suma a la sensación de desorden ilegal que nos rodea.

De repente, la guerra en el Medio Oriente se está estallando en medio de nosotros, en nuestras ciudades y como una amenaza para nuestras vidas y las de nuestras familias. La amenaza del terrorismo se nos extiende cada vez que nos reunimos con los demás en grandes multitudes, o incluso en las más pequeñas.

Muchos en este país luchan en una economía explotadora que, a pesar de la mejoría en algunos frentes, parece negarse despiadadamente a aumentar nuestros sueldos, lo cual nos ayudaría a cubrir los aumentos exponenciales del costo de los bienes y servicios, sobre todo la atención médica. Algunas familias estadounidenses apenas pueden permitirse el lujo de alimentarse a sí mismos y a sus familias adecuadamente, o de alojar a sus familias con una apariencia de dignidad. Y algunos de ellos simplemente no pueden satisfacer estas necesidades sin ayuda.

No hay respuestas fáciles, pero de alguna forma, tenemos que sobrevivir todo esto. Hay que encontrar un centro apacible. Algunas personas buscan ese centro afuera, en sus iglesias u otras organizaciones. Todos esos centros son importantes, pero no hay nada tan tranquilo como la paz que inculcamos en ese centro dentro de nosotros mismos, una paz que no solamente calma nuestras almas ansiosas, sino que también nos dé fuerzas para contrarrestar la locura en este mundo mediante el uso de nuestros dones naturales para ayudar a los necesitados y para bendecir al mundo de una manera que es únicamente nuestra.

— David Magallanes es un escritor, orador y consultor de mercadeo por las redes sociales.  Usted puede visitar su sitio cibernético, dedicado a la honra y la salud de nuestras hijas, en www.roses4daughters.com.

Se puede comunicar con él por e-mail a: dmagallanes@roses4daughters.com.  Síganos en Facebook (“Like”), http://www.facebook.com/roses.for.daughters.

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