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By David Magallanes / Guest contributor
This past week, the family celebrated my daughter’s birthday as she nears her mid-30s. When she and I played with tea sets and played on the swings and slides in the park, I never paused to even imagine that one day, inevitably, she would be approaching middle age. And I have the privilege of being around to witness and savor another celebration of this young woman who would make any father proud and who is accomplishing her life’s dream: teaching young children in the public education system, preparing them to become responsible, knowledgeable, contributing citizens.
Sons, in their own way, are very special to fathers, but the relationship between fathers and daughters is superbly and uniquely defined by our mythologies and literature that sweep far into the ancient past. There is a spiritual dimension to this magical relationship that is not fully appreciated by many of us. The connection between fathers and daughters encompasses some of our highest ideals and transcends the social constructs that have us commemorating their birthdays, quinceañeras, bat mitzvahs, sweet-sixteen debuts, weddings, anniversaries, etc. We bless our daughters in ways that we do not bless our sons; we rely on daughters to give birth to future generations. In this regard, there are no “equal rights” or gender issues. They are the preordained givers of life and serve a purpose that is indispensable and sacred.
With this awareness, then, we might be able to regard a daughter’s birthday as something very different from that of a son. Women experience natural cycles in ways that men never will. A daughter’s birthday is yet another of the cyclic events that mark the life of the woman that she becomes.
— David Magallanes is a writer, speaker and social network marketer. You may visit his web site, dedicated to honoring daughters and keeping them healthy, at www.roses4daughters.com. You may contact him through e-mail at dmagallanes@roses4daughters.com.
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El Cumpleaños de una Hija
Por David Magallanes / Columnista invitado
La semana pasada, la familia celebró el cumpleaños de mi hija a medida que se acerca a mediados de los 30 años. Cuando ella y yo jugábamos con juegos de té o en los columpios del parque, nunca me detenía a imaginar que algún día, inevitablemente, ella llegaría a una edad madura. Y tengo el privilegio de estar aún con vida para presenciar y saborear otra celebración de esta joven que enorgullecería a cualquier papá y que está llevando a cabo lo que más deseaba en la vida: enseñar a los niños pequeños en el sistema de educación pública, preparándolos para convertirse en ciudadanos responsables, conocedores y contribuyentes.
Los hijos varones, a su manera, son muy especiales para los padres, pero la relación entre padres e hijas está magníficamente definida por nuestras mitologías y literatura que datan del pasado lejano. Hay una dimensión espiritual de esta relación mágica que no es plenamente apreciada por muchos de nosotros. La conexión entre padres e hijas abarca algunos de nuestros ideales más altos y trasciende las construcciones sociales que nos hacen conmemorar sus cumpleaños, quinceañeras, bat mitzvahs, sus debuts de 16 años, bodas, aniversarios, etc. Bendecimos a nuestras hijas de una manera diferente que bendecimos a nuestros hijos; dependemos en las hijas para dar a luz a las generaciones futuras. En este sentido, no existen “igualdad de derechos” o cuestiones de género. Son las dadoras predestinadas de la vida y sirven a un propósito que es indispensable y sagrado.
Con estos conocimientos, entonces, podríamos considerar el cumpleaños de una hija como algo muy diferente al de un hijo varón. Las mujeres experimentan ciclos naturales de una manera que los hombres nunca lo harán. El cumpleaños de una hija es otro de los eventos cíclicos que marca la vida de la mujer en que ella se convierte.
— David Magallanes es un escritor, orador y comerciante por las redes sociales. Usted puede visitar su sitio cibernético, dedicado a la honra y la salud de nuestras hijas, en www.roses4daughters.com. Se puede comunicar con él por e-mail a: dmagallanes@roses4daughters.com.