Editor’s note: Amigos805 welcomes guest columns, letters to the editor and other submissions from our readers. All opinions expressed in submitted material are those of the author and do not necessarily represent the viewpoint of Amigos805.
By David Magallanes /Guest contributor
At times it seems as if in our community, our mothers, sisters and aunts of Mexican heritage are devoutly committed to the Mexican novelas (soap operas) that appear every afternoon and evening on our TVs. We see them laughing, at times uproariously, just as at times we can see them shed a tear or two, or even cry. Be that as it may, some of them cannot be separated from their novelas. They are an integral part of their lives.
So that my readers don’t accuse me of being sexist, I must admit that some men enjoy the novelas. It’s not necessarily a “woman’s thing.” OK, fine, to tell the unvarnished truth, we men do have something going with the novelas. The difference is that we don’t like to admit that there is something in them that fascinates or interests us. We can’t deny that the women in these stories are frequently “babes” — oops, I mean, beauties. But, once again so as to not appear sexist (which by now is hopeless), the women, if they were totally honest, would also have to spill the truth and admit that they wouldn’t exactly reject the leading men, who in all likelihood appear to them as male gods descended from the heavens.
Yes, to be very honest, once in a while I might glance over at the novelas. OK, fine, if you want the very truth … practically every day. But I have a good excuse — I mean, a good reason: for me, a good novela is my class on Mexican Spanish. It helps me to become sharper in the language — my treasured Spanish language that I hardly spoke as a child. That’s a long story. But I’ve learned something over the years. I translate my own articles for this prestigious publication.
Well then, since my grandparents were learned people, my parents tended to speak Spanish rather formally. No modern expressions, nor slang that is so popular throughout the Mexican nation. But we who are learning or sharpening our skills in Spanish can choose to commit to perhaps one novela a day, every day, as a form of linguistic exercise. Especially for those of us learners who do not have the opportunity to speak the language day after day, and who have the good fortune to have lived our entire lives, or a good portion of them, here in “el Norte,” it is important for us to learn how to speak Spanish well and correctly. In this way, we will be better prepared to have good communication with our Mexican brothers and sisters who have not quite yet learned English and for whom we are an important bridge on their path toward a full and integrated life here in the land of opportunity and wealth.
Next: Mexican Novelas and Mythology
— David Magallanes is a writer, speaker and retired professor of mathematics. You may contact him at adelantos@msn.com
***
Las Telenovelas Mexicanas y el Idioma
Por David Magallanes / Columnista invitado
A veces parece que aquí en nuestra comunidad, nuestras madres, hermanas y tías de patrimonio mexicano están comprometidas con devoción a las telenovelas mexicanas que aparecen las tardes y las noches a diario en nuestros televisores. Las miramos riéndose, a veces a carcajadas, al igual que a veces se ponen a echar una que otra lagrimita o hasta lloran. Sea como sea, algunas no pueden separarse de sus novelas. Es parte integral de sus vidas.
Para que mis lectores no me echen en cara lo sexista que soy, debo admitir que a algunos hombres nos agradan las telenovelas. No es necesariamente “cosa de mujeres”. Bueno, está bien, para decir la puritita verdad, los hombres sí tenemos nuestros queveres con las novelas. La diferencia es que no nos gusta admitir que hay algo en las novelas que nos fascina o que nos interesa. No podemos negar que las mujeres en estos cuentos son a menudo unos bombones—digo, bellezas. Pero, una vez más para no aparentar ser sexista (lo cual a estas alturas queda sin esperanzas), las mujeres, si fueran totalmente honestas, también tendrían que decir “la neta” y admitir que no les caen nada mal los galanes, que a la mejor les parezcan dioses masculinos caídos del cielo.
Sí, para ser muy honesto, echo una ojeada muy de vez en cuando a las novelas. Está bien, si quieren la mera verdad…casi todos los días. Pero tengo un buen pretexto—digo, una buena razón: para mí, una buena telenovela es mi clase de español mexicano. Me ayuda a ponerme más filoso en el idioma—mi apreciado idioma español que de niño apenas hablaba. Esa es una larga historia. Pero he aprendido algo a través de los años. Traduzco mis propios artículos para esta publicación prestigiada.
En fin, debido a que mis abuelos eran personas eruditas, mis padres tendían a hablar un español algo formal. Nada de expresiones modernas, ni de la jerga que es tan popular a través de la república mexicana. Pero nosotros que estamos aprendiendo o agudizando nuestro español podemos escoger y dedicarnos a quizás una sola novela todos los días, como forma de ejercicio lingüístico. Sobre todo para nosotros, los aprendices, quienes no tenemos la oportunidad de hablar el idioma día tras día, y quienes hayamos tenido la fortuna de haber pasado toda, o una gran parte, de nuestra vida aquí en el Norte, es preciso que aprendamos bien y correctamente cómo se habla el español. Así vamos a estar mejor preparados para la buena comunicación con nuestros hermanos y hermanas mexicanas quienes todavía no hayan aprendido bien el inglés y para quienes somos un puente importante en su camino hacia una vida plena e integrada aquí en la tierra de oportunidades y riquezas.
Próximamente: Las Novelas Mexicanas y la Mitología
— David Magallanes es un escritor, orador y profesor jubilado de matemáticas. Se puede comunicar con él por e-mail a: adelantos@msn.com.