By David Magallanes / Guest contributor
This past week, my beloved daughter received her master’s degree in education from Cal Lutheran, a prestigious and highly recognized university here in Ventura County. Her mother and I, together with her husband and two sons, attended the ceremony. I will not even try to describe the enormous pride that I felt, nor the state of my soul brimming over with happiness under a brilliant sun and a degree of warmth that everyone seemed to put up with while our young people were going on to the next stage of their lives, which were already quite successful.
Latinos were well represented, which gave me a certain satisfaction, knowing that at last the people of my heritage were “getting it” and realizing that a formal university education is within our reach, and that in this way we will have the means and the necessary attitude to offer to our children a more pleasant life, less burdened by the weight of a lack of education within this work culture that is becoming more and more technological and demanding.
Just as I had written earlier, the more educated as well as the more creative people will survive and even prosper in this economy. The job market does not seem to have any mercy for those who have not studied, or who have not specialized in something useful or in something that people are seeking, and for which they are willing to pay — and in some cases, pay A LOT — as long as they can have it in their hands.
And so, I know that my grandsons are in very good hands, seeing in front of them the example that they are to follow the rest of their lives.
— David Magallanes is a writer, speaker and retired professor of mathematics. You may contact him at adelantos@msn.com
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La Ceremonia de Entrega del Título
Por David Magallanes / Columnista invitado
La semana pasada, mi hijita de mi corazón recibió su título de Maestría en Docencia de Cal Lutheran, una universidad muy reconocida y prestigiosa aquí en el condado de Ventura. Asistimos su mamá y yo, junto con su esposo y sus dos hijos, a la ceremonia. No voy a intentar describir ni el gran orgullo que sentí, ni el estado de mi alma que rebosaba de felicidad aquel día bajo un sol brillante y un calor que todos parecieron aguantar mientras nuestros queridos jóvenes pasaron a la próxima etapa de sus vidas ya con alto nivel de éxito.
Los latinos estuvieron bien representados, lo cual me dejó bastante satisfecho, sabiendo que por fin nuestra raza bien estaba agarrando la onda y dándose cuenta de que la educación formal a nivel universitario estuvo a nuestro alcance, y que de esta manera tendremos los medios y la actitud necesaria para ofrecer a nuestros hijos una vida más placentera y menos agobiado por el peso de la falta de instrucción dentro de esta cultura laboral que se está volviendo más y más tecnológica y exigente.
Tal y como yo había escrito antes, los más instruidos y las personas más creativas van a sobrevivir y hasta prosperar en esta economía. El mercado laboral no parece tener misericordia de aquellos que no hayan estudiado, o que no se hayan especializado en algo útil o en algo que la gente anda buscando y por lo cual están dispuestos a pagar—y en algunos casos, pagar MUCHO—con tal de que lo tengan en sus manos.
Así que, yo sé que mis nietos están en muy buenas manos, viendo frente a ellos el ejemplo que han de seguir el resto de sus vidas.
-David Magallanes es un escritor, orador y profesor jubilado de matemáticas. Se puede comunicar con él por e-mail a: adelantos@msn.com