Bilingual commentary: Sailing Toward Our Goals

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David Magallanes

By David Magallanes • Guest contributor

I’m in the middle of a long-term goal to purge my prodigious file cabinets of outdated, useless papers.  Many of the items I’m discarding are no longer of interest.  Also, since the file folders have been accumulating papers since the 1970s at the dawn of time before the Internet appeared in our lives, reams of those papers that were important before the Internet was developed are simply redundant; the information is now readily available with a click or two of the computer mouse.

Speaking of goals, there are those who don’t believe in having any.  Why, they ask, when those goals serve only to create stress in our lives.  But that would be like jumping into a boat without a rudder that WILL go somewhere, either adrift or with the blowing wind, leaving us to the mercy of the swells, the gusts and the gales that could very well drive us onto the rocks.

We may well end up on the rocks regardless, despite our best intentions.  Think of the recent presidential candidates who were forced to acknowledge that their candidacy was flailing and decided to drop out of the race after months of hard work and endless planning, strategizing, fundraising, barnstorming, speaking, posturing, tweeting—all while seriously sleep-deprived and stressed.

I’ve recently landed on some of my own rocks in the goals department.  I was feeling somewhat defeated, and then aimless.  But I don’t linger in those kinds of spaces.  The answer to my disorientation came into my hands just as I was rummaging through those very papers I was sorting through: a very old article, probably from the 1990s, by Paula Ancona, a writer specializing in workplace and career concerns. This article was entitled, “Keep Goals From Ruling Your Life.”  She was advocating for a relaxed approach to accomplishing our goals, advising readers to “try more sailing,” reminding us that sailboats don’t take us directly to the goal, but rather zig-zag toward it on a course dictated by the winds that will blow, often unpredictably.

So let’s not feel that we’ve crashed on the rocks when in fact we may have “zigged” or “zagged” a bit more than we thought we would have to. We may have to adjust course or even alter the destination, but that goal was in our hearts for a reason and should not be abandoned entirely.

— David Magallanes is a retired college math educator.

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Negando Hacia Nuestras Metas

Por David Magallanes • Columnista invitado

Estoy en medio de un objetivo a largo plazo para purgar mis prodigiosos archivadores de papeles obsoletos e inútiles. Muchos de los artículos que estoy descartando ya no son de interés. Además, puesto que las carpetas de archivos han estado acumulando documentos desde la década de 1970 en los albores del tiempo antes de que el Internet apareciera en nuestras vidas, una gran cantidad de esos documentos que eran importantes antes de que se desarrollara el Internet son simplemente superfluos; la información ahora está disponible con un clic o dos del ratón de la computadora.

Hablando de objetivos, hay quienes no creen en tener ninguno. Por qué, preguntan, cuando esos objetivos solo sirven para crear estrés en nuestras vidas. Pero eso sería como subirse a un barco sin timón que irá a alguna parte, ya sea a la deriva o con el viento que sopla, dejándonos a la merced de las olas, las ráfagas y los vendavales que muy bien podrían echarnos sobre las rocas.

De todos modos, podemos terminar en las rocas a pesar de nuestras mejores intenciones. Piense en los recientes candidatos presidenciales que se vieron obligados a reconocer que su candidatura se iba a pique y decidieron abandonar la carrera después de meses de arduo trabajo y la interminable planificación, creación de estrategias y recaudación de fondos.  Se dieron por vencido después de andar de gira por todo el país, hablar en público, postular, “tuitear”—y todo eso mientras andaban estresados y muy privados de sueño.

Recientemente he chocado con algunas de mis propias rocas en cuanto a los objetivos. Me sentía algo derrotado, y luego sin rumbo. Pero no me detengo en ese ambiente. La respuesta a mi desorientación llegó a mis manos justo cuando estaba revisando esos mismos documentos que yo andaba clasificando: un artículo muy antiguo, probablemente de la década de 1990, de Paula Ancona, una escritora especializada en asuntos laborales y profesionales. Este artículo se titulaba “Evita que los objetivos gobiernen tu vida”. Aquí abogaba por un enfoque relajado para lograr nuestros objetivos, aconsejando a los lectores que “intenten navegar más sobre el agua”, recordándonos que los veleros no nos llevan directamente a la meta, sino que zigzaguean hacia ella en un curso dictado por los vientos que soplan, a menudo de manera impredecible.

Así que no pensemos que nos hayamos estrellado contra las rocas cuando de hecho podríamos haber “zigueado” o “zagueado” un poco más de lo que pensábamos que tendríamos que hacerlo. Es posible que tengamos que ajustar el rumbo o incluso alterar el destino, pero ese objetivo quedó en nuestros corazones por una razón y no debería abandonarse por completo.

– – David Magallanes es un profesor de matemáticas jubilado.

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