Bilingual commentary: Reflections on Math Education—Part II

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David Magallanes

By David Magallanes • Guest contributor

Last week I wrote about the “Math Wars” that took place just as the new century was dawning.  The battle between the “reformists” and the “traditionalists” was not bloody, but it was, shall we say, “animated.”  Just as in politics and religion, one side was not convincing the other, and never will.  Some reforms have in fact been carried out.  I saw this in my daughter’s math education, and in that of my students at the community college.  Often, when I was helping a young person with their homework, I would ask them, “What does your book say?”  Invariably, the response was that they didn’t have a book.  The entire course was online, and the concept of looking something up in the table of contents or index was entirely foreign to them.  For me, the concept of not having a ready, indexed physical reference was inconceivable.  But that’s because I’m a baby boomer, and they’re not.

For better or for worse, the California community colleges and universities no longer offer “remedial math.”  From a more liberal standpoint, this is a win because it means students won’t become “stuck” in basic math and abandon their college educations.  Those not headed toward technical majors that require a rigorous math background will no longer be required to delve into the complexities of bewildering mathematical facts.

The traditionalists, on the other hand, worry that many incoming students won’t be able to handle non-remedial math as they are funneled into college-level math classes.  Mathematically unprepared students may not have the background to catch up sufficiently and won’t have the time to do so.  Jettisoning the remedial math might have unintended consequences and could backfire on students who in fact need to learn how to add, subtract, multiply, divide, and work with fractions, decimals and percentages.

Next week, let’s explore some of the historical roots of math education in this country and how they gave rise to the crisis that we are now attempting to resolve in our schools.

— David Magallanes is a retired college math educator.

 

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Reflexiones Sobre Capacitación en Matemáticas—2ª Parte

Por David Magallanes • Columnista invitado

La semana pasada escribí sobre la “Guerra de las Matemáticas” que tuvo lugar justo cuando amanecía el nuevo siglo. La batalla entre los “reformistas” y los “tradicionalistas” no fue sangrienta, pero fue, digamos, “animada”. Al igual que en la política y la religión, un lado no convenció al otro, y nunca lo hará. De hecho, se han llevado a cabo algunas reformas. Vi esto en la educación matemática de mi hija y en la de mis alumnos en el colegio comunitario. A menudo, cuando ayudaba a una persona joven con su tarea, les preguntaba: “¿Qué dice tu libro?” Invariablemente, la respuesta fue que no tenían ningún libro. Todo el curso estuvo en línea, y el concepto de buscar algo en la tabla de contenido o en el índice era completamente extraño para ellos. Para mí, el concepto de no tener una referencia física a la mano e indexada era inconcebible. Pero eso es porque soy un “baby boomer” (el grupo de personas nacidas entre 1946 y 1964) y ellos no lo son.

Para bien o para mal, los colegios comunitarios y las universidades de California ya no ofrecen “matemáticas básicas”. Desde un punto de vista más liberal, esto es una victoria porque significa que los estudiantes no se “atascarán” en las matemáticas básicas, resultando frecuentemente en el abandono de sus estudios universitarios. Aquellos que no se dirigen hacia especializaciones técnicas que requieren un riguroso conocimiento matemático ya no tendrán que profundizar en las complejidades de desconcertantes hechos matemáticos.

Los tradicionalistas, por otro lado, se preocupan de que muchos estudiantes que ingresan no podrán sobrevivir las matemáticas a nivel universitario cuando se encuentran obligados a tomar esas clases. Es posible que los estudiantes matemáticamente no preparados no tengan los antecedentes necesarios para ponerse al día lo suficiente y no tendrán el tiempo para lograrlo. Echando por el borde las matemáticas correctivas podría tener consecuencias no deseadas y podría ser contraproducente para los estudiantes que de hecho necesitan aprender a sumar, restar, multiplicar, dividir y trabajar con quebrados, decimales y porcentajes.

La próxima semana, exploremos algunas de las raíces históricas de la educación matemática en este país y cómo dieron lugar a la crisis que ahora estamos tratando de resolver en nuestras escuelas.

– – David Magallanes es un profesor de matemáticas jubilado.

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