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By David Magallanes /Guest contributor
When I became a dad to a beautiful little girl three decades ago, the day on which she would turn thirty years of age seemed so distant. After all, at that time that she came into my life, I was in my 30s. And now my pretty little damsel is truly a woman in her own right, turning 30 this month. Now she is wise and mature and continues to fill me with pride and admiration for what she has accomplished these past few years, especially over this past decade.
She is not the president of a corporation, nor the director of a bank branch. But, even more precious to me, she is a teacher of first-grade children who adore her and whose parents respect her. She is the mother of my two grandsons. She is a homeowner along with her husband, a respectful and hard-working man who watches out for his family. I love my daughter today as much as when she was born.
I now understand the words to the song “From A Girl To A Woman” [my translation], by Julio Iglesias. There is a rich poetry and an abundance of both happiness and sadness in this song so aware of the growth stages of females. Exactly as the song indicates, yes, my little girl started to play being a woman, until she left me to make a life for herself and, it’s true, just as Mr. Iglesias warned me, I missed her so much. So much. And although she lives less than ten minutes from my home, and despite the fact that I see her at least once a week, I continue to miss her. I miss those joyful and carefree days when we would go on trips together to see the lava flows in Hawaii or the blazing firmament of a desert night sky, or when we would drink chocolate and talk about the things that she would dare share with me, or when we would laugh and cry together at movies such as The Lion King, or when we would simply sit together in front of the television to enjoy a Mexican novela or to watch the news.
And then, it seemed that suddenly one day, as the song implies, her soul (not to mention her hormones) started to change her from a girl to a woman. But although she may be a woman, as far as I’m concerned, she’s still my baby.
— David Magallanes is a writer, speaker and retired professor of mathematics. You may contact him at adelantos@msn.com
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Mi Bebé Cumple Treinta Años
Por David Magallanes / Columnista invitado
Cuando me volví papá de una bella niña hace tres décadas, el día en que ella cumpliera sus treinta años de edad me parecía tan lejano, pero está cumpliendo sus treinta años este mes. Al fin y al cabo, en ese entonces cuando ella entró en mi vida, yo andaba en mis treinta. Mi chiquita linda ahora es toda una señora. Es madura y sabia y sigue llenándome de orgullo y admiración por lo que ha logrado hacer estos últimos años, sobre todo durante esta última década.
Ella no es presidenta de una corporación, ni tampoco directora de un sucursal de bancos. Pero, aún más precioso para mí, ella es una maestra de niños de primer grado que la adoran y cuyos padres la respetan. Es la madre de mis dos nietos. Es dueña de casa junto con su esposo, un hombre respetuoso y trabajador quien vela por su familia. Sigo amando a mi hija hoy tanto como cuando ella nació.
Ahora sí comprendo la letra de la canción “De Niña A Mujer”, por Julio Iglesias. Hay una rica poesía y una abundancia de felicidad y tristeza en esta canción tan consciente de las etapas de crecimiento los seres femeninos. Exactamente como indica la canción, sí, mi niña empezaba por jugar a ser mujer, hasta que un triste día partió de mi lado para hacer su vida y, es cierto, tal como me advirtió el Sr. Iglesias, la extrañaba tanto. Tanto. Y aunque viva a menos de diez minutos de mi casa, y a pesar de que la vea al menos una vez por semana, la sigo extrañando. Extraño aquellos días alegres y despreocupados cuando íbamos de viaje y veíamos la lava explosiva saliendo de un volcán en Hawái, o la noche estrellada en el desierto, o cuando bebíamos chocolates y platicábamos las cosas que ella se atrevía a compartir conmigo, o cuando íbamos juntos al cine, juntos llorando y riéndonos viendo películas animadas como El Rey León, o cuando nada más nos sentábamos juntos frente al televisor para gozar juntos una novela o las noticias del día.
Y luego, parece que repentinamente un día, como implica esta canción, su alma (sin mencionar las hormonas) empezó a cambiarle de niña a mujer. Pero aunque sea mujer, para mí, sigue siendo mi bebé.
— David Magallanes es un escritor, orador y profesor jubilado de matemáticas. Se puede comunicar con él por e-mail a: adelantos@msn.com.