Bilingual commentary: Communicating, or missing brain cells?

David Magallanes

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By David Magallanes /Guest contributor

We are living in a world very different from the one in which I grew up. And although many years have passed since the beginning of the technological age, I still struggle to become accustomed to certain aspects of the new reality in which we live today.

 Not only do the “boomers” (persons now between the ages of 48 and 66) like me have to learn new devices, a new language and new means of communication and conducting business, but we also find ourselves trying to make sense of some of the events we see every day.

Let’s take as an example a walk along the street or in the shopping centers. When I was young, if we were to encounter a person speaking or shouting to themselves, we would assume that this person was missing a couple of screws or brain cells, or possibly was plain crazy. At that time, we had places in which to place these people for their own good, perhaps for a period of rehabilitation.

On the other hand, in today’s world, when we meet someone speaking or shouting to themselves, it is more probable that this person has an earphone hidden in his or her ear and is speaking (or shouting) by telephone with the boss at work or someone in the family, or perhaps with a friend or enemy. There are even times when they are making aggressive gestures, jabbing the air with their finger or threatening with fists as if they were about to rain blows upon the head of some poor virtual victim.

Speaking moderately like this is acceptable, but at times I can’t help but look with fascination at some of the people who seem to have completely lost all reason. In my youth, no one who was sane would dare to behave like these persons today who are so ready to include us in their madness or in their personal lives, which often are nothing of which to be proud. They demonstrate to us that they are not capable of controlling themselves and that they lack the will to moderate their public behavior.

But then I understand that this is the age of “reality TV” in which the actors — mentors, unfortunately, for a large segment of our society — make apparent their inability to carry out a dignified life without all the unnecessary drama.

This apparent lunacy that we see around us in the streets, stores, restaurants, parks, schools and offices becomes more strange every day.

— David Magallanes is a writer, speaker and retired professor of mathematics.  You may contact him at adelantos@msn.com

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¿Comunicando, O Faltando Neuronas?

Por David Magallanes / Columnista invitado

Estamos viviendo en un mundo muy diferente al de mi juventud.  Y aunque hayan pasado muchos años desde que se inició la era tecnológica, todavía me esfuerzo por acostumbrarme a algunos aspectos de la nueva realidad en la que vivimos actualmente.

No solo los “boomers” (personas ahora entre 48 y 66 años de edad) como yo tenemos que aprender nuevos dispositivos, un nuevo idioma, y nuevos medios de comunicación y de comercio, sino que también nos encontramos tratando de interpretar algunas de las ocurrencias que vemos a diario.

Tomemos como ejemplo una caminata por la calle o en los centros comerciales.  Cuando yo era joven, si encontráramos a una persona hablando o gritando por sí solo, supondríamos que a esa persona le faltaban o un par de tornillos  o varias neuronas, o bien tiene serrín en la cabeza.  En ese entonces teníamos en dónde meterlos para su propio bien, quizás para un periodo de rehabilitación.

Por otra parte, en el mundo de hoy, cuando encontramos a alguien hablando o gritando por sí solo, es más probable que esa persona tenga un audífono escondido en el oído y que está hablando (o gritando) telefónicamente con su jefe en el trabajo o con algún familiar, o quizás con un amigo o enemigo.  Hasta a veces están haciendo ademanes agresivamente, picando el aire con el dedo o amenazando con los puños como si estuvieran a punto de descargar golpes sobre la cabeza de alguna pobre víctima virtual.

Hablando con moderación es aceptable, pero a veces no puedo evitar mirar con fascinación a las personas que parecen haber perdido completamente el juicio.  En mi juventud, nadie que fuera cuerdo se atrevería a comportarse como estas personas de hoy día tan dispuestas a incluirnos en sus locuras o en sus vidas personales, las cuales con frecuencia no son nada de qué enorgullecerse.  Nos demuestran que no son capaces de controlarse y que les faltan voluntad para moderar su comportamiento en público.

Pero también comprendo que esta es la época de la “telerealidad” en la cual los protagonistas—mentores, desafortunadamente, para una gran parte de nuestra sociedad—ostentan sus inhabilidades para llevar a cabo una vida decorosa sin todo el teatro innecesario.

Esta aparente locura que observamos a nuestro alrededor en las calles, las tiendas, los restaurantes, los parques, las escuelas y las oficinas se vuelve más extraña cada día.

— David Magallanes es un escritor, orador y profesor jubilado de matemáticas.  Se puede comunicar con él por e-mail a: adelantos@msn.com.