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By David Magallanes / Guest contributor
The death of a parent is often like a powerful seismic event, with reverberations, or “aftershocks,” that continue for years, if not the rest of one’s own existence. Even when there is estrangement, the parent’s presence continues to impose itself onto our conscious and subconscious lives, in our dreams, in our experiences that can only be described as something paranormal. Even when the ones left behind consider themselves to be “rational” and “scientific,” the coincidences, it appears, defy reasonable explanation.
My sisters and I are in frequent contact with each other. We discovered that we all share the same sort of unexpected dreams about our mother, who died some nine years ago. In our recurrent dreams, she is spiritually wise, calm, confident and adventurous. She is supremely loving and joyful, though emotionally distant, as if emotion is something she left behind as she pursues her spiritual journey. In life, she was, in contrast, bound to the norms of the Catholic Church. In our dreams, she seems to have shed everything that previously limited her freedom, her happiness, her love for her children. She seems to be truly liberated from all that had prevented her from experiencing life fully.
Our father, too, has made his presence known in our dreams and in our lives, whatever “presence” means across the dimensions of time and space that we do not understand. He seems not to have found his footing yet in the world of spirit, having died recently. But we are confident that he, too, will acquire the unbridled joy that evaded him in later life, and that he will visit us more often in our dreams and in our experiences as he settles into his other life, whether that be somewhere outside our dimension of existence, or within our hearts.
— David Magallanes is a writer, speaker and retired professor of mathematics. You may visit his web site, dedicated to honoring daughters and keeping them healthy, at www.roses4daughters.com. You may contact him through e-mail at dmagallanes@roses4daughters.com
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Después del Fallecimiento de los Padres
Por David Magallanes / Columnista invitado
El fallecimiento de un padre o una madre es como en evento poderosamente sísmico, con reverberaciones, o “réplicas,” que continúan durante años, si no por el resto de la existencia de uno. Aún cuando ha habido una separación emocional, la presencia de un padre sigue imponiéndose en nuestras vidas conscientes y subconscientes, en nuestros sueños, en nuestras experiencias que solo pueden describirse como algo paranormal. Aún cuando aquellos que quedan atrás se consideren “racionales” o “científicos”, parece imposible explicar razonablemente las coincidencias.
Mis hermanas y yo estamos en contacto todo el tiempo. Hemos descubierto que todos compartimos la misma clase de sueños inesperados sobre nuestra madre, quien murió hace unos nueve años. En nuestros sueños, se repite el mismo tema: ella es espiritualmente sabia, calmada, llena de confianza, aventurera. Es totalmente tierna y feliz, aunque emocionalmente distante, como si la emoción fuera algo que dejara atrás mientras sigue su rumbo espiritual. En vida, estuvo, por el contrario, estrechamente ligada a las normas de la Iglesia Católica. En nuestros sueños, nuestra madre parece haberse despojado de todo lo que previamente le hubiera limitado su libertad, su felicidad, su amor por sus hijos. Parece estar verdaderamente librada de todo lo que le había prohibido vivir plenamente.
Nuestro padre, también, ha revelado su presencia en nuestros sueños y en nuestras vidas, sea cual sea el significado de la palabra “presencia” a través de las dimensiones de tiempo y espacio que no comprendemos. Parece que todavía no ha encontrado su punto de apoyo en el mundo de lo espiritual, habiéndose fallecido recientemente. Pero confiamos en que él también adquirirá esa felicidad desenfrenada que le evadió en la última etapa de su vida, y que nos hará más visitas en nuestros sueños y en nuestras experiencias mientras sienta cabeza en su otra vida, sea en alguna otra parte fuera de las dimensiones de nuestra existencia, o dentro de nuestros corazones.
-– David Magallanes es un escritor, orador y profesor jubilado de matemáticas. Usted puede visitar su sitio cibernético, dedicado a la honra y la salud de nuestras hijas, en www.roses4daughters.com. Se puede comunicar con él por e-mail a: dmagallanes@roses4daughters.com
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