By David Magallanes / Guest contributor
Country-Western music is well-known for its ability to powerfully express the heartaches, the grudges, the pleasures and the joys that we experience in our lives. It often sings of our delights, tragedies and transitions — including those of the young women in our lives as they begin their journeys into adult life: the graduation, the debut, the wedding, college, the birth of their children as we, their parents, become grandparents, either for the first time, or yet again.
Alan Jackson, a singer-songwriter born in Georgia and specializing in country, bluegrass and gospel, addresses the difficulty of a young woman’s transition as she leaves home and heads to college in his song, “After 17” (“Freight Train,” released 2010: https://www.youtube.com/watch?v=0zKMZc-74ww). A refrain throughout the song affirms that at this time, she’s neither a girl nor a woman; she’s in that twilight zone between the two and the slow shift from one stage to the other is fraught with apprehension.
The difficulty is on both sides: the daughter’s own anxieties, fears and emotional states as well as those of her parents. Daughter knows that she is stepping into the unknown, an exciting but dangerous world outside the comfortable cocoon of family, friends and familiar places. Mom is probably experiencing her own set of mixed emotions, while Dad may become quiet, not quite willing to express his sadness. After all, up to now, according to tradition and necessity, he’s been his little girl’s protector, and he must now largely relinquish his male role in this regard. In this scenario, he is reluctantly releasing her to the trials and tribulations of higher education, to a world that will challenge her and, worst of all, to what is still, unfortunately, a “man’s world,” with which he is very familiar. He is well aware that there is always that element of the male population, both young and old, that has a history of preying on women, especially if those women are perceived as “vulnerable” or “naïve.” Dad is concerned about the safety of his sweetie, but he knows that letting daughter and parents experience this angst is the only way that she will learn to navigate the rich experiences, as well as the ominous contours and shark-infested waters of the adult world that she will henceforth inhabit.
— David Magallanes is a writer, speaker and professor of mathematics. You may visit his web site, dedicated to honoring daughters and keeping them healthy, at www.roses4daughters.com. You may contact him through e-mail at dmagallanes@roses4daughters.com.
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Después de los 17 Años
Por David Magallanes / Columnista invitado
La música “country” es bien conocida por su capacidad de poderosamente expresar la angustia, los rencores, los placeres y la felicidad que experimentamos en nuestras vidas. Muchas veces canta de nuestras alegrías, tragedias y transiciones—incluso aquellas de las jóvenes en nuestras vidas mientras inician sus jornadas hacia la vida como adulta: la graduación, el debut formal, la boda, el colegio, el nacimiento de sus hijos a la vez que nosotros, los padres de familia, nos volvemos abuelos, o por primera vez, o una vez más.
Alan Jackson, cantante y compositor de canciones, nacido en el estado de Georgia y especialista en la música “country”, la folklórica americana y canciones de alabanza, trata la dificultad de la transición de una joven cuando se va de la casa, rumbo al colegio en su canción After 17 (Después de los 17 Años—disco “Freight Train”, estreno 2010: https://www.youtube.com/watch?v=0zKMZc-74ww). Un estribillo a través de la canción afirma que en este momento, ella no es ni muchacha ni mujer; se encuentra en esa zona de penumbra entre las dos edades y ese cambio de escenario es de gran aprensión.
La dificultad es de las dos partes: las ansiedades, temores y estados emocionales de la joven, tanto como aquellos de sus padres. La hija sabe que se enfrenta a lo desconocido, a un mundo emocionante y a la vez peligroso fuera del cómodo capullo de la familia, las amistades y los lugares familiares. La mamá a la mejor está pasando por sus propias emociones mezcladas, mientras que posiblemente papá se vuelva taciturno, sin querer expresar su tristeza. Al fin y al cabo, hasta ahora, según la tradición y la necesidad, él ha sido el protector de esta niña, y ahora se encuentra con la exigencia de renunciar a su papel como hombre a este respecto. En este escenario, él la está soltando a las grandes dificultades de la enseñanza superior, a un mundo que la va a retar, y aún peor, a un mundo que hasta la fecha, desafortunadamente, sigue siendo un mundo aparentemente hecho para los hombres. Y este papá conoce demasiado bien a este mundo. Él está muy consciente de que siempre existe un elemento de la población masculina, los jóvenes tanto como los mayores, que tiene antecedentes de cazar mujeres, sobre todo si estas mujeres sean percibidas como “vulnerables” o “inocentes”. A papá le preocupa lo de la seguridad de su hijita, pero él sí sabe que permitiendo que la hija y sus padres pasen por esta etapa estresante es la única manera por la cual ella aprenderá a navegar las ricas experiencias, tanto como los contornos siniestros y las aguas plagadas de tiburones del mundo de adultos en el cual ella va a vivir, de hoy en adelante.
-– David Magallanes es un escritor, orador y profesor de matemáticas. Usted puede visitar su sitio cibernético, dedicado a la honra y la salud de nuestras hijas, en www.roses4daughters.com. Se puede comunicar con él por e-mail a: dmagallanes@roses4daughters.com.
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