Bilingual commentary: Gender Labels

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By David Magallanes Guest contributor

David Magallanes

David Magallanes

There’s a new generation of parents out there, some with a very different set of values from those we “boomers” were brought up with, or even that we ourselves exercised during our parenting days.

A recent Ventura County Star article*, Parents seek to drop gender labels, describes these modern parents’ disinclination to associate their girls with “girlie” things, which we might take to mean ruffles, tea sets and all things pink, and their boys with the likes of superheroes, toy soldiers and the color blue. Letting girls cut their hair short and not cutting boys’ hair could further blur the heretofore clearly visible traditional line between the sexes, which in itself should not be a problem.

These days, in some circles, typecasting girls and boys for traditional roles in life is just not cool. I’m certainly no psychologist or anything of the kind, but we have to wonder if allowing little boys to wear pink and little girls to play with toy soldiers and shoot and kill the enemy on the living room floor might lead to some form of gender confusion some twenty years hence, which could then bring the child-turned-adult to the therapist’s office for some helpful sessions. Certainly, there’s value in nonconformance, but the effects of social pressure on those who are notably “different” can be emotionally devastating and even tragic. It appears to me that this needs to be factored in to parents’ decisions—for the sake of the child, of course. Things are challenging enough for us as we play the natural cards that we were dealt in life, but we need to at least consider the possible long-term psychological effects on children as we implement our beliefs and agendas on them.

*Ventura County Star, July 26, 2016, p. 10A.

— David Magallanes is a writer, speaker and social network marketing consultant.  You may visit his web site, dedicated to honoring daughters and keeping them healthy, at www.roses4daughters.com

You may contact him through e-mail at dmagallanes@roses4daughters.com.  Follow us on Facebook (“Like” us!) at www.facebook.com/roses.for.daughters.

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Etiquetas de Género

Por David Magallanes / Columnista invitado

Hay una nueva generación de padres por ahí, algunos de ellos con un conjunto de valores muy diferente de los cuales los padres de familia criaron a mi generación “boomer”, y hasta distinto de los valores que nosotros mismos utilizamos durante nuestro tiempo como padre o madre.

Un artículo reciente* del Ventura County Star, Parents seek to drop gender labels, describe como algunos de estos padres modernos tratan de prescindir de las etiquetas de género, tanto como la falta de interés de estos padres para asociar a sus hijas con las cosas “de muchachas”, los cuales podrían incluir las cosas tales como vestiditos con volados, juegos de té y todas las cosas de color de rosa, y a sus muchachos con los superhéroes, soldados de juguete y el color azul. Dejar que las niñas se corten el pelo y que los niños lo dejen crecer podría desdibujar aún más la línea tradicional que hasta ahora era claramente visible entre los sexos, lo cual en sí no debería ser ningún problema.

Ahora, en algunos círculos, encasillar a las niñas y a los niños en los roles tradicionales de la vida simplemente no es “chido”, por decirlo así. No soy ningún psicólogo ni nada por el estilo, pero se me hace que hay que preguntarnos si permitir que los varones pequeños se vistan de color de rosa y alentar a las niñas a que jueguen con soldados y den balazos y maten al enemigo en el piso de la sala podría dar lugar a algún tipo de confusión de género unos veinte años más adelante, lo cual podría llevar al niño-ahora-adulto a la oficina del terapeuta para algunas sesiones eficaces. Por supuesto, hay valor en renunciar a la conformidad, pero los efectos de la presión social sobre aquellos que son notablemente “diferentes” pueden ser emocionalmente devastadores e incluso trágicos. A mí me parece que esto debería tomarse en cuenta en las decisiones de los padres—por el bien del niño, por supuesto. La vida en sí es un reto ya suficientemente grande para nosotros mientras jugamos a las cartas naturales que nos tocaron en la vida, pero necesitamos por lo menos tomar en cuenta los posibles efectos psicológicos a largo plazo en los niños a medida que implementamos nuestras creencias y agendas en ellos.

*Ventura County Star, 26 de julio de 2016, p. 10A.

— David Magallanes es un escritor, orador y consultor de mercadeo por las redes sociales.  Usted puede visitar su sitio cibernético, dedicado a la honra y la salud de nuestras hijas, en www.roses4daughters.com.

Se puede comunicar con él por e-mail a: dmagallanes@roses4daughters.com.  Síganos en Facebook (“Like”), http://www.facebook.com/roses.for.daughters.

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