Las comunidades de California continúan enfocándose en detener la propagación de COVID-19 a través del distanciamiento social. Estos esfuerzos son prometedores, pero una consecuencia involuntaria ha sido una brecha cada vez mayor entre las personas con padecimientos y los proveedores de atención médica. El departamento de emergencias del Hospital de Santa Paula ha visto una disminución en el número total de visitas a la sala de emergencias. “Esto es de esperar, cuando las personas no están saliendo fuera de casa”, explica el Dr. Richard Rutherford, médico de emergencias y director de calidad y seguridad de Seaside Emergency Associates. “Pero también nos preocupa que algunos miembros de nuestra comunidad se queden en casa cuando realmente tienen una emergencia médica”. A algunas personas les preocupa ser una carga al hospital durante una pandemia. Otros temen que puedan infectarse con el virus COVID. “Hemos visto pacientes con ataques cardíacos, derrames cerebrales y otras enfermedades críticas que han esperado demasiado para visitar el hospital”, lamenta el Dr. Rutherford. Demorar la atención médica de estos eventos potencialmente mortales puede dificultar que el equipo del departamento de emergencias recupere la salud de los pacientes.